lunes, 31 de marzo de 2008

¿Efecto colateral?

LiveLeak ha decidido descolgar el cortometraje propagandístico de Geert Wilders, el pirómano holandés, después de haber recibido amenazas. El amigo M. dice que sí, que es "fuerte" que una minoría violenta imponga una autocensura de un sitio de internet que hace de la libertad de expresión su credo. "Pero", añade, los occidentales estamos en guerra en Iraq, eso sí que es "fuerte". A fin de cuentas lo que le pase a la libertad de expresión cuando hay que vérselas con el Otro (ese otro inventado que nos nubla la vista incluso cuando intentamos apartarlo) no sería entonces nada más que un efecto colateral de la guerra. ¿O tal vez su detonante? (hipótesis poco materialista, valga decir).

Hay ocasiones, sin embargo, en que la censura de algunos contenidos no es un mal muy grave para la libertad de expresión. Es distinto que uno no tenga derecho a decir que el gobierno no cumple lo que promete, a que no tenga derecho a emitir propaganda sesgada y con efectos probablemente discriminatorios. El panfleto de Wilders no persigue crear un debate sobre la inmigración. Es mero ruido populista. El quiquiriquí del gallito que se atreve a decir lo que todas las gallinas callan. Miren estas plumas:





jueves, 27 de marzo de 2008

Religión civil


Dícese de las creencias necesarias para mantener cohesionado al pueblo.

Las realidades imaginarias o no con las que se alimenta el sentimiento de pertenencia, la fidelidad al grupo y sus instituciones.

La bandera, la lengua, el territorio, la roja, etc., elementos con los que se apuntala el patriotismo. Cuando no basta con estos se busca un enemigo interior o exterior. “Espanya”, dicen los catalanes. “Cataluña”, dicen los españoles. “Los moros y los sudacas”, apostillan unos y otros.

La mejor religión civil, la más sana y perdurable son las garantías políticas y jurídicas que el Estado concede a todos los ciudadanos sin excepción. La constitución, por ejemplo. El patriota es el que apoya el orden constitucional porque es lo que más le conviene y de esta manera contribuye a forjar la nación. Esto serviría para pueblos o gentes menos viscerales. Aquí, la bandera ha estado durante demasiado tiempo bajo palio, y el folclore ha sido la moneda de cambio de todo sacrificio. Con un pasado así, donde la iglesia, los partidos, las regiones y el gobierno central saben que pueden calentar los ánimos con un simple discurso, con un par de palabras subidas de tono, con un pasado así, digo, no se puede forjar una nación ni unas pocas naciones.

Lo único que nos une es nuestro afán por tener un buen coche, un mejor ordenador, un buen televisor, una casa de veraneo, un buen par de esquís, o cualquier cosa con la que gastarnos el dinero que ganamos miserablemente. Es una religión pacífica y bien cimentada en nuestras costumbres. Es universal y no discrimina a los ciudadanos, si acaso son ellos los que se discriminan a sí mismos con su ineptitud para labrarse un futuro. El rito nuestro de cada día. La paz del comercio y del interés propio bien entendido.

Tal vez lo que necesitamos sea que España gane el Mundial, cosa harto improbable, entonces veríamos el poder de lo intangible, la elegancia de los españolitos que al fin se podrían poner la máscara patriotera.

miércoles, 26 de marzo de 2008

No me hables de Roma

Por lo visto no se ha recibido bien el Tannhäuser del Liceo. El director de escena fue abucheado a conciencia en el estreno y la prensa tampoco se ha entusiasmado. Los motivos no me quedan claros. Da igual.

El montaje, sin embargo, es efectivo. En esta versión Tannhäuser es cualquiera de los hombres desesperados que lo contemplaban adormilados desde la platea. Es un hombre entre Venus y Elisabeth, entre el placer de los sentidos y el placer castrado de la espiritualidad, entre la concupiscencia y la fidelidad. Pero no se queda en el “entre” sino que se deleita con la una y con la otra, y, por si esto fuera poco, acaba siendo redimido de sus pecados por el sacrificio de una virgen, Elisabeth. Un triunfador al que incluso le hacen caso cuando parece haber fracasado. Al que sus amigos nunca le giran la espalda, ni siquiera cuando lo envían de malos modos a Roma para rogar el perdón de sus pecados. La diferencia entre el vilipendiado Tannhäuser y sus amigos es que ellos han renunciado a la vida del placer carnal de Venusberg antes de haberlo catado, mientras que el héroe sabe a lo que renuncia, si es que se puede decir que renuncia en momento alguno, pues tras la bajada del telón no cabe esperar que el aguijón de Venus deje de atizarlo. Ahí lo vemos superando a sus contrincantes en el concurso de alabanzas al amor, él, el iniciado en el monte de Venus, el que se ha acostado con la diosa del amor cuyos perfumes no han abandonado su ropa.

En el montaje que se presenta ahora en Barcelona, Tannhäuser tiene algo de personaje de Woody Allen. Su carácter dubitativo se manifiesta de antemano en los tres recitativos a principio del primer acto, cortados los tres en su mitad por una conjunción adversativa (“Venus me gustas mucho y me encanta vivir como un Dios, pero…”). Y luego lo observamos ir y venir, alabando ahora a Venus, después a María, la Virgen, más tarde a Elisabeth, otra virgen; o viajando a Roma a solicitar el perdón que un Papa de mal genio le niega lanzándolo de nuevo en brazos de Venus a la que al fin renuncia. Este final del libreto original lo han modificado en esta versión (un clásico ya, esto de modificar los finales) y el bueno de Tannhäuser recibe la protección de ambas mujeres, de las dos fuerzas telúricas que desde el principio de la obra lo manipulan como un títere.

Wagner no se ha postrado aún ante la cruz y no condena al pecador, antes bien lo comprende (más de lo que el pecador se comprende a sí mismo), lo redime de todos sus pecados pasados y futuros, y lo honra como debe hacerse con el que se ha atrevido a vivir lo que los otros denigran desde la ignorancia. El que conoce a la Diosa del amor. A la Diosa del amor no se la puede conocer más que yaciendo con ella, pues el amor platónico ya no existe. Incluso la casta Elisabeth sueña con el amor que describe Tannhäuser en el concurso de cantantes. Ahí la vemos, en el principio del tercer acto, masturbándose en el lecho, buscando el olor de su amado. Elisabeth sabe que el amor que ella experimenta por Tannhäuser no es amor completo y este anhelo de carne alimenta su espiritualidad.

martes, 25 de marzo de 2008

La ética en la frontera

En la frontera habitan hombres, mujeres y niños que observan un código caduco de hospitalidad. El gesto de Martin de Tours cortando su capa para abrigar al mendigo, ese gesto que cabe cuando menos calificar como ético, urde la precaria vida en la frontera. Es el último vestigio de la humanidad reconocible para nosotros, tan civilizados. Los nómadas de la frontera duermen al raso y viven en el filo de la sangre, y sólo en ocasiones se refugian de la intemperie en el reflejo de la lumbre de las hogueras en los ojos de los viejos campesinos que los acogen o en una charla con un santo en una iglesia, o con unos gitanos con los que se cruzan en la pradera. Ese es el mundo de la Trilogía de la frontera, de Cormac McCarthy. Supongo que algunos críticos consideran que McCarthy utiliza un recurso facilón: el de los héroes en tiempo de precariedad. Pero, ay!, el placer de la lectura... ¡Qué saben los críticos del placer!

martes, 4 de marzo de 2008

Libertad, esta es la palabra

Un diario dice:

"Quiero celebrar que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía haya admitido la objeción de conciencia [a Educación para la Ciudadanía]. Es un triunfo de la libertad, de los padres y de las madres y de las familias españolas", ha afirmado Rajoy durante un mitin en Vigo.

"¡Libertad! ¡Libertad!", coreó entonces el auditorio. Y Rajoy se refirió de nuevo a la asignatura en cuestión -que en su día fue avalada por el Consejo de Estado-: "Libertad, esta es la palabra. Yo quiero educar a mis hijos como yo quiero. No me tiene que decir ningún burócrata cómo educarlos".

La sentencia del, así llamado, TSJA se basa sobre todo en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Una de las motivaciones aducidas se refiere a la carga metafísica y no política (como dice Rawls) del Real Decreto, que "emplea conceptos de indudable trascendencia ideológica y religiosa como son la ética, la conciencia moral o los conflictos morales". A buen seguro que el redactor o redactores de esos párrafos del Real Decreto (se dice que tiene el sello de Peces-Barba) sopesaron la introducción de palabras como "ética", pero al final no tuvieron más remedio que añadirlas, pues sólo así daban razones de su proceder. "Indudable trascendencia ideológica y religiosa": ¿acaso hay algo que no tenga esa trascendencia? Cualquier ley acarrea un pesado lastre de metafísica, de trascendencia (por usar este impreciso término en manos de unos jueces cuyo fuerte no es la redacción). Cualquiera que defienda una teoría de la justicia y que la tenga presente cuando redacta leyes está al mismo tiempo afirmando que lo que hace está bien, pues en caso contrario no lo haría. Y para que la democracia sea real (en su forma normativa que es su única forma de realidad), los ciudadanos están obligados a sustentar sus actos guiados por lo que creen que está bien. Lo único que existe son las justificaciones que esgrimimos unos frente a otros. Es lo único visible. Es lo que nos debemos los unos a los otros, lo que nos hace controlables unos a otros, intersubjetivamente.

Pero aunque esto parezca bien simple e incluso acorde con la legislación de los Estados democráticos resulta que no es así. La sentencia del TSJA cita el artículo 16.2: “Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias”. La función de este artículo está clara. Pero su uso aquí es espurio, pues la obligación de la que hablan es legal, mientras que la obligación de justificar las propias opiniones ante los interlocutores en una democracia es, por así decir, republicana, una virtud ciudadana. Así, los que aducen sus creencias para que sus hijos puedan objetar a la educación para la ciudadanía, pueden hacerlo sin dar razones de su proceder, escudándose en que ellos tienen un derecho, pero sin indicar en qué puntos lo que se va a enseñar en esa asignatura se contradice con lo que ellos quieren enseñar en su casa. Las razones, claro está, son políticas y no ideológicas, pues las virtudes que se pretenden “inculcar”, según el Real Decreto, son las que todos desearíamos que tuvieran nuestros vecinos: civismo con buenas razones. Si estuvieran obligados (republicanamente) a dar razón de su objeción se evitaría que la libertad individual y negativa se acabe convirtiendo en el altar donde se sacrifica a la sociedad.

Doxa

Escucha uno de refilón el debate en el que supuestamente ocurre un acontecimiento democráticamente relevante. En la radio las palabras adquieren toda su nitidez. Entonces vemos el tono chulesco de las voces cuando los “candidatos” se refutan el uno al otro. O las acotaciones para ganarse el favor de los catalanes, cuando JLRZ dice que está orgulloso del aeropuerto que al parecer construyen en Barcelona.

“Lo de más son palabras…” Dice Rajoy. Lo de menos son palabras, diría uno. Palabras como apuesta, energía renovable, lucha contra el cambio climático, una gran oportunidad económica, compromiso con el desarrollo rural o autoridad moral.

Se oye también uno que como Cristo dice: “Yo voy a llevar agua a todos los sitios”.

Esta es una breve transcripción de lo que ha dicho cada cual en los tres últimos minutos dirigidos a los ciudadanos:

* JLRZ: aprovechar la ocasión; expresar profundo agradecimiento; me dieron la confianza; agradecimiento a los que han discrepado con respeto; estímulo para trabajar; defender con convicción la tarea de gobierno; proyecto para los próximos cuatro años; mismas oportunidades a todos los ciudadanos y apoyo a los más débiles; terminar con todas las discriminaciones; el crecimiento económico nos debe llevar al pleno empleo; que la mayoría de los recursos públicos, a la educación, a los jóvenes; apoyar a los trabajadores y a sus familias; afrontar un desarrollo sostenible; contra el cambio climático; que nuestro país lidere esta nueva etapa; defensa de la paz; España unida en convivencia que respete la diversidad; el futuro es la convivencia, confianza y no pesimismo; por todas estas razones les pido su voto y su apoyo; gobernaré para todos y con respeto a todos; con firmeza, con convicción; corregiré los errores; gobernaré con sensibilidad; buenas noches; buena suerte

* Rajoy: España es una gran nación de ciudadanos libres e iguales; si actuamos con realismo, trabajo y dignidad lo superaremos; no división entre los españoles; consenso entre todos; acuerdos con la oposición; muchos votantes de los socialistas creen que España es una gran nación de ciudadanos libres e iguales; pacto para derrotar a Eta; acuerdo política exterior; mejorar la protección social; pensiones y sanidad; presidente del gobierno de todos los españoles; la economía es capital, lo es todo, todo; luchar contra el desempleo, que puedan trabajar en España tantas mujeres como hombres, ese es el objetivo básico; atención a la economía; la economía por encima de cualquier otra consideración; reformas en las infraestructuras; en la educación es lo más importante; que se valore el trabajo el mérito el esfuerzo; que España esté unida en sus tierras y en sus gentes; defender el estado de las autonomías que sirva para fortalecer al conjunto; no perder la dignidad del estado; la clave es derrotar al terrorismo; esa niña es la que mueve mi sentimiento y mi corazón. Esa niña

* La “moderadora”: todos los que lo han visto tienen su propia opinión; este intercambio de opiniones; agradecer

Homo?