sábado, 19 de julio de 2008

El proceso es el fin

Todo el mundo ha visto esas películas de Hollywood en las que el proceso de transformación de uno de los protagonistas es resumido en unas pocas imágenes, tras las cuales nos volvemos a hallar al individuo en cuestión ya transformado por un proceso de varios meses o semanas o días. Un deportista que se entrena, un soldado que batalla, un grupo de amigos que decide montar un club de macramé, todo tipo de procesos es mostrado en una secuencia de imágenes en las que vemos cómo alguien se esfuerza por lograr un objetivo. Después la película continúa con todo ese esfuerzo acumulado en uno o dos minutos de acción.
Esta manera de describir la vida es errónea y dañina, pues el proceso es el fin. Mostrar sólo, al principio, los planes de la acción y, al final, los resultados de la misma es una falsificación de la realidad que ni siquiera es justificable en términos de economía del guión. La vida es el proceso y la literatura y el arte en general deben ser también proceso. El resto es todo mentira, engaño y contribuir a la pérdida de tono moral de los individuos que formamos la masa.

miércoles, 16 de julio de 2008

De camino a Australia

Va siendo costumbre que Joseph Ratzinger conceda entrevistas en los aviones que lo llevan por medio mundo. De camino a Australia respondió como sigue a una pregunta sobre la secularización de la sociedad australiana:

"So, I think there will be in a certain sense in this "Western world" a crisis of our faith, but we will always also have a revival of the faith, because Christian faith is simply true, and the truth will always be present in the human world, and God will always be truth. In this sense, I am in the end optimistic."

La pérdida de fe de una sociedad va acompañada de un revival de esa misma fe transformada, fortalecida o debilitada. La secularización es inseparable de la dessecularización, pues los restos de fe que no se secularizan luchan con el ánimo de los cristianos en las catacumbas, con la razón que da ser minoría y estar en posesión de la verdad. Cuanto más fuerte es el adversario, más justificado se siente uno, más motivos tiene para ser optimista. Sobre todo cuando los ordenamientos jurídico-políticos protegen a las minorías y garantizan las libertades individuales.

En la lucha por el poder, el catolicismo lleva las de ganar porque sus adversarios están obligados a tolerarlo en nombre de la caridad cristiana.

lunes, 14 de julio de 2008

Más allá del control democrático (II)

La democracia está siempre por venir, lo cual no significa que la democracia sea necesariamente nuestro porvenir. Los ciudadanos de todos los países, así llamados, democráticos expresan constantemente su preocupación por la salud democrática de sus instituciones. En algunos, como Suiza, la gente se puede asociar para llevar sus inquietudes a las urnas y proponer democráticamente mejoras a la democracia. Hace unas semanas los suizos votaron mayoritariamente en contra de una iniciativa para impedir que los miembros del gobierno se expresaran públicamente con motivo de los referenda. La inquietud de los ciudadanos que propusieron la modificación constitucional y de los que apoyaron la iniciativa es conocida de todos, a saber, la asimetría entre representados y representantes en el acceso a los medios de comunicación de masas.

Como siempre cuando se habla de democracia, el pueblo, o mejor, los individuos que constituyen el pueblo se refieren al sentido etimológico de la palabra. El poder es del pueblo, no de la elite que éste ha elegido, una elite que, por otra parte, se ha destilado a través de un proceso poco democrático que impide el acceso de cualquiera a los cargos importantes. La igualdad en el acceso a los cargos es formal y no efectiva, eso está claro. Y si bien este hecho se acepta, pues preferimos que nos gobiernen los que por lo menos han sido lo bastante hábiles para imponerse a otros dentro de su propio partido en la carrera electoral, esto no implica que también se considere aceptable que una vez en el cargo los políticos puedan ejercer su influencia sobre el resto de los ciudadanos como si ellos, los políticos, ya no fueran el pueblo.

El gobierno se opuso a la iniciativa no sólo porque ésta presentaba algunas lagunas jurídicas importantes como la diferencia entre información y opinión en el discurso de un político, sino también porque podía hacerlo, porque aún no existía una restricción a lo que podían decir como la que exigía el texto que se presentó al referéndum. Está claro que esta actitud es interpretada por los ciudadanos como una defensa de los privilegios por parte de la clase dirigente. Pero este análisis es demasiado vulgar. A fin de cuentas, ¿qué sabe el vulgo de lo que es mejor para el país? ¿Conoce acaso cómo funcionan las leyes? ¿No le basta con ejercer su control democrático limitado? ¿Tiene la gente derecho a decidir? ¿Por qué debería tenerlo? ¿Y sobre qué asuntos?

La democracia está bien, pero no todo puede ni debe ser democrático. Está banalidad que cualquiera que haya estudiado un par de días sobre el asunto conoce, apenas es percibida por los supuestos depositarios de la soberanía nacional. Y es que cuando se habla de democracia todos hablan de sus derechos y nadie de los deberes. Y así, claro está, se acaba creyendo que la democracia aún está por venir, cuando la realidad es que esto, este aparente desastre institucional y esta cacofonía de voces ignorantes, precisamente esto, es la democracia.

viernes, 11 de julio de 2008

Opinar sobre la muerte de los otros

La Corte de Apelación de Milán ha sentenciado que después de 14 años en coma se puede dejar de hidratar y alimentar a un cuerpo que antes de padecer el accidente que lo mantiene en estado vegetativo respondía al nombre de Eluana Englaro, nacida hace 38 años. Tras diez años de trabajo en los tribunales, su padre ha conseguido una sentencia que le da derecho a dejar de alimentar a su hija respetando así la voluntad de ésta tal y como, según diversos testigos, había formulado de palabra, no por escrito, antes del accidente.

Los intríngulis jurídicos del asunto no interesan aquí. E incluso nos podríamos preguntar qué derecho tenemos a comentar un caso así, o qué derecho tiene el Vaticano o los obispos italianos a inmiscuirse en el asunto. L'Avvenire de hoy y l'Osservatore Romano dedican sendos artículos y entrevistan a numerosas personalidades sobre el futuro de la mujer que hace 14 años respondía al nombre de Eluana Englaro. El del OR es particularmente inteligente:

"Non è necessario ricorrere a una concezione religiosa della vita, o negare la possibilità legale e morale di rifiutare trattamenti sproporzionati o inadeguati, per dissentire da questa sentenza: basta sottolineare che nel caso di Eluana si impone di fatto l'interruzione di un lungo processo di accudimento, fatto di attenzione, di amorevole dedizione e di rispetto per la sua dignità personale, che gli stessi protagonisti del ricorso alla Corte di Appello hanno sempre riconosciuto. E questo perché? Perché non è cosciente di sé? Il tema della coscienza è un tema molto delicato da trattare. Ma se Eluana non è davvero cosciente di sé, allora non soffre, e non si capisce perché - se non per un ostinato impianto ideologico a cui uno Stato cosiddetto laico dovrebbe dirsi metodologicamente estraneo tanto quanto a ogni confessione religiosa - la si debba condannare a morte, tramite una lenta agonia.
Nella sentenza, per coerenza con la tesi per cui Eluana dovrebbe essere priva di coscienza, non si parla di farla morire per fame e sete (quando manca la coscienza si parla di disidratazione e consunzione), ma si raccomanda l'uso di "sedativi o antiepilettici" per "eliminare reazioni neuromuscolari paradosse" e si consiglia "umidificazione frequente delle mucose, somministrazione di sostanze idonee a eliminare l'eventuale disagio da carenza di liquidi, cura dell'igiene e dell'abbigliamento del corpo". Ma se davvero Eluana non è cosciente e se la sua, come si legge nella sentenza, è pura vita biologica, per quale motivo tante attenzioni? La risposta è semplice: perché, malgrado la pressione ideologica, risulta difficile, persino a questi giudici, dimenticare che la vita di Eluana è sempre e comunque una vita personale. Chiediamoci: ma davvero sono crudeli coloro che finora si sono presi cura di Eluana, o non lo sono coloro che la condannano all'agonia e alla morte?"

"El tema de la conciencia es muy difícil de tratar". A continuación el redactor de este texto sostiene que un Estado así llamado laico no puede decidir qué es la conciencia, no puede decidir si existe o no sufrimiento, no puede decidir si la vida biológica es más o menos valiosa que la vida consciente. Va más allá y afirma que si realmente se considera que no está viva más que en sentido biológico, entonces ¿por qué la sentencia establece unos términos de "muerte" que de algún modo aligeren posibles padecimientos de Eluana? La pregunta tiene una fácil respuesta que demuestra la demagogia de quien la plantea, y es que del mismo modo que se impide la profanación de tumbas o la necrofilia, también un cuerpo con vida biológica (o un cuerpo que se cree que sólo tiene vida biológica y no consciente) merece un tratamiento digno, pero no porque ese cuerpo tenga dignidad, sino porque son los que lo tratan de esta manera los que quieren mantener su propia dignidad.

Pero no es esta la cuestión importante. ¿Hay que proteger lo que yo o tú o cualquiera de nosotros quiere hacer con su vida frente a la intervención del aparato propagandístico de la iglesia o, más aún, de los medios de comunicación de masas en general? A lo que se podría responder diciendo que tal vez el padre de Eluana no habría conseguido lo que pretendía si no hubiera recibido ayuda de la opinión pública que ha conocido su caso a través de los medios de comunicación. Y si uno los usa para su beneficio debe también aceptar que otros los usen en contra de lo que uno hace o quiere hacer. La opinión pública no es regulable y todos estamos eventualmente expuestos a ella, una exposición que, sin embargo, puede ser utilizada para favorecer los propios intereses.

jueves, 10 de julio de 2008

Empatía animal

La prensa informa de una carta que los defensores de los animales han enviado a Sharon Stone, quien, al parecer, gusta de cubrirse con restos de cadáveres.
Los defensores de los animales le escriben, en tono de broma pero no tanto, que están preocupados por su salud mental y que creen que no estaría de más someterla a un escáner de la región prefrontal de su cerebro que es donde, por lo visto, se aloja la empatía. La lógica es la misma que en "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", la novela de Philip K. Dick que inspiró a la mítica (y algunos dicen que sobrevalorada) "Blade Runner". En la novela, para detectar el grado de empatía, y por tanto de humanidad, de los sujetos sometidos a pruebas para saber si son o no androides, se los invita a imaginarse situaciones que deberían producir una reacción inmediata de su empatía. En el mundo inventado por K. Dick, los humanos experimentan el dolor y la muerte de los animales (casi extintos) como si éstos fueran congéneres, mientras que los androides impostan sus reacciones y no hacen más que aparentar una empatía de la que carecen. Los de PETA piensan, al parecer, que Sharon Stone es un androide o que tiene un defecto mental. ¿En dónde está la compasión? ¿En el cerebro? ¿En las sinápsis de una zona concreta de la corteza cerebral? Puede que sí. Lo que, sin embargo, no se puede explicar desde la perspectiva estrictamente fisiológica es cómo surge esta tendencia cultural a ampliar la comunidad de los seres hacia los que cada vez más personas extienden su empatía. ¿Cómo se explica que las leyes progresivamente vayan extendiendo la comunidad de los entes merecedores de protección? ¿Cómo se explica que sea noticia que un hombre mate a un erizo con una pala?
Puede que Sharon Stone sea políticamente incorrecta o que simplemente le guste el tacto de las pieles o que le paguen para llevarlas. ¿Y los aficionados a los toros? ¿O los que ahora mismo están preparándose un bocadillo de salchichón? ¿Habrá que lobotomizarlos en nombre de un futuro mejor?
Tal vez el problema se deba a que cuando los sometidos (los animales en este caso) no pueden tomar la palabra y defenderse, y algunos hombres y mujeres de buena fe creen que deben hacerlo en su nombre, el espíritu misionero de la empresa los lleva a cometer excesos atribuyéndose una indignación ajena que, por el hecho de estar menos contaminada por las miserias del ego, parece más justificada.

miércoles, 9 de julio de 2008

Subvencionar la fe

No es necesario repetir que las creencias religiosas de los candidatos a presidente de los EEUU son, cuando menos, relevantes. De ahí que Obama insista en cincelarse un perfil religioso que le permita cosechar votos en todas las filas. La semana pasada la dedicó a defender un programa de apoyo a las iniciativas basadas en la fe, faith-based initiatives. Hace años que Bush apoya este programa que, según muchos, constituye un eslabón central de la cadena de transmisión entre los lobbies religiosos y el neoconservadurismo búshico.Para desmarcarse de Bush y, con todo, mantener el contacto con los líderes religiosos, Obama propone la eliminación de algunas restricciones internas en las organizaciones religiosas que reciben subvenciones estatales para llevar a cabo su trabajo social. Mientras que ahora las organizaciones pueden discriminar a sus trabajadores en virtud de su religión y están autorizados a hacerlo a pesar de recibir financiación federal, si Obama sale elegido no podrán aplicar restricciones internas cuando lo que se halla en juego es la utilización de fondos públicos.
Dicen algunos que los EEUU es un país no sólo pofundamente religioso o desecularizado, sino que además consiente una parasitización religiosa de lo público que en Europa sería intolerable. Los hechos sin embargo son otros. Países europeos o supuestamente europeos como España mantienen un régimen de financiación religiosa que dista mucho de la separación americana. Basta prestar atención al asunto de las restricciones internas, esto es, al régimen de aceptación de colaboradores que aplica la iglesia católica, iglesia que, no está de más decirlo, recibe financiación estatal. ¿Se puede denunciar a la iglesia por aplicar criterios discriminatorios en la selección de sus colaboradores? ¿Puede una mujer divorciada dar clases de religión en un instituto público con el plácet del obispo?
Está claro que la comparación entre las dos costas del Atlántico requiere un estudio más complejo, pero lo que en todo caso se aprecia es que la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, con toda su inefable brevedad, facilita un análisis de las relaciones entre religión y política bastante más diáfano que todas las pleitesías, diplomacias y añagazas que requieren los acuerdos lateranenses en Italia o el así llamado concordato en España.

sábado, 5 de julio de 2008

El rey está desnudo o de cuando lo conservador deviene subversivo

Sólo el niño inocente sabe que el rey está desnudo. Eso dice el cuento.
Se ha puesto de moda decir que el rey está desnudo, pero ahora son los poderosos los que lo sostienen. Gran paradoja. La retórica de la posmodernidad consumada. La historia del nihilismo llegando a su fin. En momentos así, uno piensa que también en esto tenía razón Heidegger, el pensador que no hizo más que transferir el mundo espiritual presente en el habla de las gentes de su tierra, de las gentes de la tierra, en el habla de la tierra, en definitiva, de su tierra, a transferirlo, digo, a un metalenguaje dotado de una lógica propia y profundísima que tan embobados tiene siempre a los lectores de Heidegger, que caemos atrapados en la red de su lógica campestre y telúrica, como moscas filosóficas que revolotean sobre una boñiga de vaca, campestre y telúrica ella también, por supuesto.

Pero no era de Heidegger que quería escribir (aunque está claro que lo quiera o no diga lo que diga todo se refiere de una manera u otra a Heidegger). Quería escribir sobre la impostación subversiva de la derecha, si es que se puede seguir hablando de una derecha como tendencia política opuesta a una supuesta izquierda cuya existencia hoy en día es más que dudosa. Hablo de los que se sientan a la derecha de la presidencia del congreso, del partido azul y no del rojo, y de todos los que se hallan más a la derecha aún, tan a la derecha que no quedan escaños en ese ángulo. La impostación subversiva es lo que alguien describió en un diario de Barcelona como "discurso biempensante de apariencia subversiva". Son los que dicen que ellos son los únicos que se atreven a decir que el Islam es algo pernicioso o puede serlo. Los que creen que ellos son los únicos que atentan contra lo políticamente correcto. Los reyes que dicen que el rey está desnudo. La mayoría reafirmando al unísono que nadie piensa lo mismo que ellos. Lo establecido radicalizado. Esa es, por ejemplo, la patología que se observa en el caso de las caricaturas de Mahoma y de la que hicieron gala los redactores de "Jyllands Posten" cuando sostenían que en la sociedad danesa había autocensura, cuando lo cierto es que la derecha xenófoba que nunca había hablado bien de los musulmanes disponía de un confortable número de escaños en el Folketing y del correspondiente acceso a los medios de comunicación de masas.

Denunciar la tiranía de lo políticamente correcto es pura retórica. Cierto que los clichés socialdemócratas tienen buena prensa de antemano. Pero, como me comentó el otro día igenuamente un ciudadano de mi pueblo, ¿acaso no son más éticos los socialistas? ¿No es el ideal igualitario una cosa buena en sí misma?

Preguntas que son respondidas con una risa de superioridad por los jóvenes liberales pagados de sí y recibidas como un pretexto perfecto por los pirómanos que surgen periódicamente en la esfera del debate público. A estos, por ellos mismos así llamados, liberales hay que quitarles el prestigio que les da su supuesta subversividad y mostrar que ésta sólo esconde una justificación de lo ya vigente y que ellos no son son más que conservadores con melenita y conservadoras con tinte rubio, que pueblan los extrarradios burgueses y los barrios bien de esta España que nos ha tocado vivir.

Lo conservador deviene subversivo cuando la ideología igualitaria se envuelve de una retórica pacifista y buenista que no sólo apela a los bajos instintos de los telespectadores sino que también basa su empeño en una opción ética cosmopolita que puede tener unas consecuencias que apenas se toman en consideración, pues se presta atención preferente a las intenciones de las acciones. Esto es, para los conservadores, una irresponsabilidad. Pero los socialdemócratas igualitaristas tienen todas las de ganar pues se escenifican kantiana y no maquiavélicamente. Al político moral kantiano siempre le queda la satisfacción de haber actuado como Cristo.

PS. Sí, es cierto, el asunto de este, así llamado, "post" no es más que algo óntico y no ontológico, como dirían Heidegger y todos los filósofos que creen tener el monopolio de la radicalidad. Pero, un pobre ignorante como yo no puede aspirar a demasiada profundidad, me basta con quedarme en la superficie de mi propia mirada sobre las cosas, me limito a hurgar con poca fe en la fragilidad de mi poca fe.