martes, 27 de enero de 2009

Postrados ante Dios en el ágora


El ministro de interior italiano, Roberto Maroni, valoró la semana pasada la posibilidad de imponer una directiva dirigida a los alcaldes para que impidan las manifestaciones delante de los lugares de culto. El asunto detonó tras una manifestación a favor de Palestina a inicios de enero que finalizó con una plegaria espontánea y colectiva de musulmanes en la plaza de la catedral de Milán. (Al fin parece que tras el globo sonda enviado a la prensa la semana pasada, la directiva ha quedado abandonada, tratándose ahora "exclusivamente" de controlar con cámaras las manifestaciones.)

En caso de que se quisiera implementar semejante directiva, deberían plantearse diversas cuestiones:

-¿Es la plegaria una forma de manifestación?

- ¿Hay que pedir un permiso especial si la manifestación tiene contenido religioso (como una procesión de Semana Santa, por ejemplo)?

- ¿Hay que proteger el derecho de los católicos a no sentirse ofendidos por una plegaria islámica delante de un lugar de culto cristiano?

La cuestión de la ofensa no merece ser tomada en consideración, a pesar de las quejas de los supuestamente ofendidos. A fin de cuentas, el dios al que unos y otros rezan es el mismo, y además no hay motivos objetivos para considerar que esta ofensa o impostación de ofensa constituya un perjuicio real. Y no es un perjuicio real porque, de una parte, no existe la voluntad de ofender, y, de la otra, no es más que la manifestación pública de la fe sin mensajes negativos o en contra de nadie. Además, los católicos deben saber que su exigencia de participar en el espacio público de pleno derecho implica la ampliación de esta participación a todas las tendencias espirituales (por llamarlas de alguna manera) y, por tanto, no puede implicar ningún privilegio, más que el privilegio que tienen las religiones por ser eso, religiones.


lunes, 26 de enero de 2009

Global gag rule

George W. Bush reinstauró en 2001 una política que exigía que las ONGs que desearan recibir fondos públicos se comprometieran a "neither perform nor actively promote abortion as a method of family planning in other nations". La medida propuesta por Reagan en 1984 y posteriormente cancelada por Clinton, recibió el nombre de "Mexico City Policy" y también "global gag rule" (ley mordaza global), pues los críticos consideraron que limitaba la libertad de expresión de las organizaciones no gubernamentales.

Resulta interesante analizar las justificaciones ofrecidas por ambos, en un caso en favor, en el otro en contra:

Dijo Bush:

"It is my conviction that taxpayer funds should not be used to pay for abortions or advocate or actively promote abortion, either here or abroad."

La convicción como fuente de justificación. El individuo Bush que monopoliza al ciudadano Bush. Una ética generadora de política.

Obama dice:

"On the 36th anniversary of Roe v. Wade, we are reminded that this decision not only protects women’s health and reproductive freedom, but stands for a broader principle: that government should not intrude on our most private family matters," said the president. "I remain committed to protecting a woman’s right to choose."

¿Habla Obama en nombre de la ética o de la política? El principio de neutralidad del Estado, ¿es un principio ético? Dicen que Obama habla de valores, pero en su defensa de la privacidad no se defiende ningún valor, más que el de lo privado. Es decir, no se valora lo que cada cual pueda realizar en su privacidad, no se considera si la interrupción es una cosa buena o mala, sino simplemente algo que corresponde al ámbito de la privacidad y que, como tal, debe quedar fuera del escrutinio público.

Si nos atenemos a las conclusiones de la decisión legislativa, tan sólo observamos que abandonar la ley mordaza global amplía el arco de los beneficiarios de subvenciones y no recorta las libertades individuales, lo cual sigue en la línea liberal indicada. Frente al contenido eminentemente republicanista de su discurso inaugural, su énfasis en el pueblo americano como empresa colectiva, la liberación del aborto que probablemente promoverá su gobierno se enmarca en la lógica individualista. El reto consiste pues en casar el respeto a las libertades individuales con el esfuerzo común. Un reto que sólo se supera retóricamente.

domingo, 25 de enero de 2009

Obama y la parataxis

Lo mejor sobre el discurso de Obama lo ha escrito Stanley Fish:

"It is as if the speech, rather than being a sustained performance with a cumulative power, was a framework on which a succession of verbal ornaments were hung, and we were being invited not to move forward but to stop and ponder significances only hinted at."

sábado, 24 de enero de 2009

Católicos, ¡quitad vuestras manos de la verdad!

"Los mitos no tienen nada que ver con la verdad".

Lo escribe Michael Schermer (Por qué creemos en cosas raras, Alba). Si los mitos no tienen nada que ver con la verdad, entonces la religión tampoco. Menospreciar la religión porque no es un discurso sobre la verdad sería, entonces, no hacerle justicia. Las religiones sirven para consolarse, para unir a los ciudadanos, para reconocerse mutuamente en el respeto a unos principios, pero no tienen nada que ver con la verdad. Lo mismo se puede decir del arte, a pesar de que algunos pongan los ojos en blanco ante una obra de teatro y digan: "Cuánta verdad". No. Ni el arte, ni la religión, ni la ética tienen nada que ver con la verdad. Ya lo dijo Wittgenstein en su "Conferencia sobre ética". Excluir a la religión del ámbito de la verdad es concederle la importancia que tiene, a saber, mucha.

A pesar de que con esta terapéutica lingüística Wittgenstein pretendía dignificar la religión o los sentimientos religiosos, la iglesia católica no quiere renunciar a la verdad. Sus constantes apelaciones a la ley natural (ley de Dios) se apoyan en una teoría de la verdad como correspondencia, a saber, correspondencia entre la realidad y las leyes. Todo lector de Habermas sabe que nos ahorramos muchos problemas si no pensamos en las leyes como algo que puede ser verdad o mentira, sino como algo que puede ser correcto o incorrecto, válido o no válido, legítimo o no, pero nunca verdadero, pues verdaderas son las proposiciones sobre estados de cosas en el mundo y no las que nos conminan a actuar de determinada manera. Pero la jerarquía católica no quiere deshacerse de su monopolio de la verdad, pues, según dice, está en la Biblia y además eso nos conduciría al relativismo (sic).

En una entrevista en La Repubblica del 22 de enero, el cardenal de Turín, Poletto, dice a propósito del caso de Eluana Manglaro:

"La ley de Dios no puede nunca estar en contra del hombre. La ley de Dios está siempre a favor del hombre. Ir en contra de la ley de Dios significa ir en contra del hombre. Por ello, si las dos leyes entran en conflicto es porque la ley del hombre no es una buena ley y como tal se revelerá en sus frutos".

Cuando en un juicio se evidencia que un individuo es culpable de un delito, el proceso parte de que el hecho en cuestión por el que se enjuicia al individuo es verdadero, para lo cual son necesarias pruebas y testimonios. Pero cuando el juez dicta la sentencia, no se trata de la verdad, sino de la aplicación de una ley. Es banal, pero hay que decirlo. Las cosas cambian, empero, si uno dice, como el purpurado:

"Io non giudico, solo Dio giudica".

Curiosa forma de lavarse las manos.

viernes, 23 de enero de 2009

República y religión

Obama es un demócrata creyente, lo cual en otra época era más raro. Ahora, sin embargo, todos los candidatos, si es que desean tener algún éxito, deben ser creyentes. Se ha escrito mucho sobre la religión civil en los EEUU y sobre la ceremonia presidencial en la que abundaron los símbolos religiosos. Parece ser que una asociación de ateos estadounidenses ha puesto una demanda exigiendo la desaparición de toda referencia religiosa en las ceremonias de "coronación" presidencial, pero lo único que han conseguido es la inclusiva alusión de Obama a los no creyentes como miembros de pleno derecho de la ciudadanía americana.

La pregunta que naturalmente surge es si la confesionalización de una ceremonia del Estado atenta contra la laicidad. En primer lugar hay que decir que el término "laicidad" no existe en inglés. Eso no impide que los EEUU sea un país laico, tal vez aquel cuyas instituciones sean las más laicas, como se evidencia en la primera enmienda y en la constante atención jurídica a la separación Estado-iglesias, que es la manera en que se entiende ahí la laicidad.

La pregunta debe ser, entonces, si la plegaria pública con motivo de la coronación de Obama (y de casi todos presidentes anteriores) supone una vulneración del muro que debe separar al Estado de las iglesias, como quería Jefferson. ¿Qué hace la mano izquierda del presidente sobre la Biblia? ¿Y qué hace su mujer sosteniéndosela? ¿Qué hace el presidente electo con la cabeza inclinada mientras escucha el padrenuestro? Pues no hacen nada más que religarse con la nación, con el pueblo. Es un acto conservador que une a la comunidad y le da sostén. En 1825, John Quincy Adams utilizó un volumen de derecho constitucional, algo mucho más acorde con el principio de separación pero menos aglutinador. Una nación fuerte necesita una argamasa que la mantenga cohesionada. Paseamos por Francia y vemos por todas partes los tres conceptos y los tres colores de la bandera, los alemanes tienen una cultura común, otros una selección nacional. Y ahí donde falta un cemento unificador, pues así estamos, desunidos y disgregados. Y es que el patriotismo constitucional al fin y al cabo sólo resulta convincente en las aulas universitarias o cuando lo manipula la derecha.

Se dirá que esa masa humana humillada en oración en Washington es un ejemplo de idolatría e ignorancia. Pero los liberales que se ríen de la ignorancia ajena no parecen darse cuenta de que las repúblicas fuertes necesitan ritos como ese, necesitan saber que el vecino también teme el juicio final y por eso se comporta con cierta dignidad.

lunes, 19 de enero de 2009

Desprivatizar el ateísmo

La campaña de propaganda atea en los autobuses no ha encontrado facilidades en Italia. Informa la prensa italiana que la empresa publicitaria que debía gestionar el asunto en los buses de Génova se ha retirado porque “contravviene agli articoli 10 e 46 del codice di autodisciplina pubblicitaria” perchè “lesivo delle convinzionni religiose delle persone”.

Lo llaman “autodisciplina” y tal vez deberían decir “autocensura”. Pero, ¿qué hay de malo en la autocensura? ¿Acaso no somos más felices si nos comportamos hipócritamente? En todo caso, el contexto italiano es el que es, y los publicitarios saben en qué campo y qué pasta juegan.

Otra cosa son las declaraciones del jefe de la CEI (la conferencia episcopal italiana): “La questione di Dio è estremamente seria, importante, decisiva per ciascuno e ognuno sicuramente se la pone prima o dopo nel cammino della vita - dice Bagnasco - Una questione che bisogna affrontare anche nelle forme più aderenti, più adeguate, più serie e senza abbandonarsi ad altre espressioni più pubblicitarie che mi sembrano in questo caso una ferita alla sensibilità religiosa di tanta gente e non soltanto cattolici”.

Si la cuestión es tan importante, entonces ¿por qué no debatirla en público? Aunque, tal vez, hablar de debate en este caso es ser demasiado caritativos con las finalidades que persiguen Dawkins & co. Pero, sea o no un debate, las cosas importantes no se pueden dejar en casa. Si la desecularización diagnosticada por los sociólogos es real, si la desprivatización de las religiones está legitimada no sólo por el espíritu de los tiempos, sino también porque es una reivindicación justa, entonces se debe aceptar que se desprivatice también el ateísmo.

viernes, 16 de enero de 2009

jueves, 15 de enero de 2009

Dígame: ¿viviré eternamente?

El Pew Forum ofrece periódicamente los resultados de los más variopintos estudios sociológicos sobre religión en los EEUU. Uno reciente destaca que "most Americans who are affiliated with a religion continue to adopt a non-exclusivist approach to faith", es decir, que la mayor parte de los creyentes creen que su religión no es la única que conduce a la salvación.


Los creyentes en su mayoría se han vuelto razonables, es decir, reconocen que conviven con otras personas que no son completamente despreciables, que sostienen creencias que también pueden conducirles a la salvación. La verdad (pues sólo la verdad puede salvarnos) no es monopolio de nadie en concreto, sino que se encarna en diversas formas. Algunas religiones llegan incluso a atribuir a la providencia divina que existan diversas formas de expresión religiosa para atender las necesidades espirituales diversas presentes en una sociedad caracterizada por el pluralismo.

Desde un punto de vista exclusivamente científico la pregunta que se propone a los ciudadanos es absurda, pero la democracia tiene estas cosas, a saber, que los ciudadanos son soberanos, de ahí que se importante saber en qué consisten sus (absurdas o no) creencias. Sea como sea, tan absurdas no son, pues tal y como demuestra el estudio, casi todas las confesiones han abandonado (si es que alguna vez la tuvieron) la pretensión de imperar a costa de los otros. Coexistencia pacífica, tolerancia, renuncia a la exclusividad.

La lástima es que, como se ve en el siguiente gráfico (en su parte inferior), los creyentes (con excepción de los católicos blancos no latinos, sic) no creen que los ateos se vayan a salvar, lo cual explica su insistencia en convertirlos y en hacer de ellos hombres de una pieza, hombres que vivirán eternamente. Pobres ateos, piensan, no se salvarán. A lo que los ateos contestan con una sonrisa, pues justamente eso, salvarse, es lo que ellos creen hacer cuando deciden renunciar a la salvación eterna. Pero, bien mirado, no se entienden que los creyentes no sean más compasivos con los ateos, que no son más que ejemplos vivos de la pobreza de espíritu que, como es sabido, es el salvoconducto directo para la salvación.

martes, 13 de enero de 2009

Demasiada propaganda

Breve reportaje sobre el autobús con propaganda atea:

Salen los reporteros a las Ramblas y entrevistan a diversas personas, y todas muestran su disconformidad con el mensaje y la propaganda. Cabe pensar que como cata sociológica, no resulta muy científica, pero tiene valor documental.

Aquí transcribo lo que dicen:

- Bueno, cada cual tiene su opinión, ¿no?
- Desde luego, está muy mal hecho. Cada uno puede pensar como quiera, pero no con esa exageración y ese fanatismo.
- Eso no tendría que ponerlo, porque yo creo que hay algo.
- No lo he visto y cuando lo vea volveré la cabeza para no verlo.
- Eso es absurdo. Es absurdo que escriban esas cosas.
- Las montañas, ¿quién las hizo? Un ser superior al hombre. El hombre es un destructor, no es un constructor.

En el reportaje se dice también que el bus salió más tarde de lo previsto, porque el conductor que le correspondía se negó a conducirlo. Un caso de objeción de conciencia que sería interesante ver en los tribunales, pero que, afortunadamente y como suele suceder con la mayoría de pequeñas desavenencias provocadas por sentimientos religiosos ofendidos en el lugar de trabajo, se debe de haber resuelto modificando un plan de ruta y sin acudir a otras instancias.

El portavoz de la asociación (Asociación de ateos y librepensadores) que ha financiado la propaganda, dice:
- Difrutemos de la vida, porque además, para nosotros, no hay otra cosa.

Y, para acabar, Miró i Ardèvol también toma la palabra:
-Dios es una fuente de felicidad, cuando estás abandonado siempre puedes contar con Él.

Los periodistas le han hecho un buen favor a los ateos que, sin duda, han conseguido mucha mayor difusión gracias a ellos que a la campaña del autobús. En realidad, cabe pensar que todo el asunto ha sido inflado por la maquinaria periodística que está buscando hombres que muerdan a perros ahí donde no hay ni hombres ni perros. Tal vez existan desacuerdos entre las personas sobre estos asuntos, pero no se puede hablar de conflicto, pues la mayoría se resuelven con adaptaciones laborales o acomodaciones recíprocas que no trascienden a los afectados.

Pero, ya puestos, uno se puede preguntar si los autobuses que, digo yo, son de propiedad estatal, pueden o no exhibir propaganda religiosa. El mandato de aconfesionalidad del Estado tal vez debería mantenerlo al margen del mercado de las religiones, garantizando exclusivamente que los contratos religiosos se cumplan y que todo el que entre en una asociación religiosa conserve el derecho a salir de ella. Sea cual sea la alternativa, se pone de manifiesto que, como decía hace dos días, el muro de separación entre iglesias y Estado es poroso: si se permite que se exhiba propaganda religiosa (o antirreligiosa, que es lo mismo) se da una forma de laicidad positiva pero se respeta la lógica del mercado de las religiones, pues se las trata como cualquier otro producto de mercado. En cambio, si se prohíbe la exhibición de propaganda religiosa en los medios de transporte de propiedad pública, se da un trato discriminatorio a las religiones y, además, se contradice el mandato de neutralidad laica, pues el Estado debe reconocer qué es religioso y qué no lo es cuando se trata de permitir o no la propaganda.

Está claro que la solución más sensata es permitir que cada cual haga propaganda de las idioteces que le parezcan más interesantes, y que sean los consumidores de creencias los que elijan qué espiritualidad más les conviene para hacer frente, por ejemplo, a la crisis de los cuarenta.

El ateísmo y el temor de Dios

"Yo creo que una fe indudablemente da algo más en términos de esperanza o de ilusión, pero también da algo menos, porque yo creo que la lucidez y la conciencia de la finitud, del desencanto, permite vivir con una pasión y una responsabilidad aumentadas las vicisitudes de nuestra pequeña y única vida".

(Joseph Ratzinger, Paolo Flores d'Arcais, ¿Dios existe?, Espasa, 2008, p. 40).

Estas palabras de Paolo Flores d'Arcais en diálogo con el Cardenal Ratzinger serán suscritas por muchos de los arrogantes ateos que cada vez hablan con voz más alta y clara. D'Arcais señala lo que se pierde con la creencia, los prejuicios de creer en una cosa que no existe, de poner la esperanza en una mentira, y lo que se gana con el sano ateísmo: lucidez, conciencia de la finitud, mayor responsabilidad.

El ateísmo, así pues, no sólo sería más verdadero, sino que haría a los hombres más responsables, más realistas, menos proclives a dejar en manos de la providencia su futuro y el de sus congéneres. Este razonamiento choca con el de Ratzinger en las mismas páginas, para quien el cristianismo, a diferencia de la filosofía, no se limita a lo teórico, sino que desarrolla su papel más importante en la praxis. El cristianismo ofrece una forma de vida y esa sería su superioridad en relación con la filosofía.

Está claro que si el ateísmo no tuviera ventajas sobre la fe cristiana, sería absurdo suscribirlo. Pero, ¿por qué no decir que sus ventajas radican en el vértigo de la nada que vendrá después de la muerte? ¿En el horror de saber que el sentido depende exclusivamente de nosotros y de nuestros actos? ¿En la infinitud de la libertad? Pero estas preguntas presuponen que los ateos, igual que los temerosos de Dios, tienen inquietudes espirituales y miedo de que nadie los quiera. Lo cual no es demasiado suponer.

lunes, 12 de enero de 2009

"Manifiesto por la laicidad": el improbable muro de separación

No ha tenido mucho eco este manifiesto de Redes Cristianas, un colectivo formado por "147 grupos, comunidades y movimientos católicos de base del Estado español".

Se pueden destacar dos fragmentos.

El incial:

"Redes Cristianas, desde su doble pertenencia a la comunidad cristianocatólica y a la sociedad civil, apuesta decididamente por la independencia, respeto y colaboración entre estos dos ámbitos y aboga por un Estado laico que supere el actual confesionalismo encubierto y por una Iglesia inspirada sólo por el Evangelio y no sometida a ningún tutelaje del Estado."

"Independencia", "respeto" y "colaboración" deben regir las relaciones entre la comunidad cristianocatólica y la sociedad civil. Propone que el ámbito de actuación de la religión, o sea, el ámbito de influencia de las iglesias quede confinado a la sociedad y no escale un peldaño más hacia la política. La sociedad civil puede ser entendida como el espacio deliberativo en el que los discursos son sometidos a diversos filtrados hasta poder ser considerados buenos candidatos para actuar como justificaciones de las leyes que escribe el legislador. Lo religioso no puede actuar como justificación, de modo que las iglesias no serán políticas en la sociedad, deben ser, antes bien, evangélicas, amorosas, solidarias y atentas a los destinos de los pobres.

La laicidad que afirman es la de Jefferson, la del "wall of separation between church and state", que no permita ni el confesionalismo de Estado ni el control estatal de las confesiones. Este segundo extremo, "proteger a la religión de la política" es el que menos énfasis encuentra en el manifiesto, basta leer su exigencia de que "el funcionamiento democrático interno, la participación de las bases y la transparencia sean criterios a tener en cuenta por parte del Estado a la hora de establecer marcos de colaboración con las entidades sociales." Exigencia que tal vez sea razonable, pero que en cualquiera de los casos supone un control estatal de las religiones, un filtro, o mejor, un boquete en el muro entre religión y Estado que, como toda persona bien informada sabe, no puede ser impermeable. (Está claro que el otro par, a saber, "proteger a la política de la religión" está bien subrayado por el manifiesto, que señala los privilegios infundados de la iglesia católica como error a corregir. Algo en lo que están de acuerdo muchos cristianos y que demuestra el poder de su ideal, que los empuja a amar aquello que puede ser fuente de su destrucción apoyándose en el mensaje evangélico y su mandato de caridad.)

Las leyes deben ser laicas y lo religioso no tiene ahí lugar. Como dice el otro fragmento:

"Abogamos por mantener la autonomía de la ética en una sociedad laica en todos los ámbitos propios de una sociedad secular (en el tejido social, político, productivo, cultural, científico…), sin necesidad de acudir a motivaciones religiosas para legitimarla. Y, en consecuencia, denunciamos las presiones de la jerarquía católica para imponer su moral sobre la ética pública."

"Autonomía de la ética". Sorprendente expresión que en la frase se contrapone a las "motivaciones religiosas", de lo que cabe concluir que la ética se independiza de lo religioso. Una ética sin fundamentos religiosos es ciertamente posible, pero vamos muy descaminados si queremos decir con ello que el sermón de la montaña no está tan bien ni es tan importante. No sólo hay una raíz religiosa en gran parte de nuestras intuiciones morales básicas (extremo que supongo que no necesita ulteriores justificaciones), sino que también hay que pensar en las cargas extra de tolerancia que deberán soportar los que vean sus vidas en términos tan usuales y extendidos como los de millones de cristianos en el mundo. Tal vez eso sea lo más justo, pero una laicidad entendida en términos tan poco moderados es siempre una laicidad de control estatal de las religiones, lo cual, tal y como está el panorama, sólo puede ser programa político para los resentidos y los turistas del ideal.

viernes, 9 de enero de 2009

Spain isn’t Catholic

Lo dijo Azaña en un memorable discurso cuando se debatían los artículos sobre la libertad religiosa de la Constitución de 1931 y lo repite ahora, con adverbios demasiado contundentes para ser creíbles, José María Contreras Mazarío, catedrático de derecho eclesiástico y director general de Asuntos Religiosos: “Spain isn’t Catholic theoretically, culturally or politically”.

Está claro que España ni es ni debe ser católica "políticamente", pero negar su raíz cultural católica supone desatender los hechos. Sin embargo, está bien que así lo enuncie alguien con un cargo de responsabilidad, pues la cultura no puede ser sólo el pasado, sino también el presente y el futuro. Y en el presente España no es católica, sino una monarquía constitucional con libertad religiosa y con una población que utiliza las iglesias católicas para los ritos de paso y para aprovechar su inigualable escenografía y versatilidad ritual.

Este dato no debe preocupar a los católicos, pues se mantienen en vigor los acuerdos con el Vaticano (el mal llamado concordato). Ni siquiera les debe preocupar la reforma de la ley de libertades religiosas. Otra cosa es la jerarquía católica, que concibe su papel en términos estratégicos y de negociación, y que ve en el reconocimiento de otras religiones una pérdida de privilegios y una amenaza a su supervivencia.

jueves, 8 de enero de 2009

Santa inocencia de los ateos

Los periódicos se hacen eco, como dicen ellos mismos, del mensaje que dentro de unas semanas portarán algunos autobuses en Barcelona y Madrid, siguiendo una iniciativa inglesa: "Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida".

Así reza el mensaje que la Unión de Ateos y Librepensadores (UAL) ha copiado de los ingleses. La primera frase está claramente inspirada en el pensamiento de Richard Dawkins, cuyo ateísmo se basa en la improbabilidad de la hipótesis de Dios. Hasta ahí, bien. Lo que no se entiende es la continuación. ¿Quién se preocupa? ¿Quién no disfruta de la vida? La ventaja de los ateos no es que ellos vivan más tranquilos. En realidad, ser ateo o católico o sunita no supone ventaja alguna. Lo que unos llaman "temor de Dios" otros lo llamarán "temor de la maldad humana" y así cada cual. Los anhelos de unos y otros se pueden traducir a universales humanos compartidos por todos. Universales como el amor o el temor.

Pero si los ateos, vanidosos y altivos, quieren hacer declaración de superioridad intelectual y moral, allá ellos. A fin de cuentas, vivimos en un país libre y los ateos tienen (no es necesario decirlo) el derecho a usar las mismas maniobras que los católicos o los pericos para atraer al rebaño.

Pero, repito, si de lo que se trata es que dejemos de preocuparnos, ya se pueden inventar otro eslogan. El problema no es evitar las preocupaciones sino encontrar consuelo a las que efectivamente tenemos. Consuélese cada cual con lo que tenga a mano, sus amigos, su cruz, su fe, su placebo, su idiotez, su dinero, sus cócteles, o sus mentiras, y que no vengan los listillos de turno a decirnos que eso son apariencias y que la realidad, ay, es otra. O que vengan, si quieren, pero que no se quejen si se los refuta, ridiculiza, insulta o ignora, pues ni siquiera ellos tienen el monopolio de la verdad.

miércoles, 7 de enero de 2009

Islam en la escuela: magnanimidad bien entendida

La mayoría de las discusiones son fruto de la ignorancia. El desconocimiento de algún dato relevante hace que las discusiones sean estériles y que nos enzarcemos en palabras y más palabras, sin que estas palabras tengan reflejo en la realidad.

Un caso palmario es el del conocimiento jurídico. ¿Qué leyes afectan a qué asuntos? En muchas ocasiones nos ahorraríamos tiempo y saliva si previamente nos informáramos sobre la realidad jurídica. Pongamos el caso de la ley 26/1992 por la que se aprobó el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España. En su artículo 10 leemos:

"1. A fin de dar efectividad a lo dispuesto en el artículo 27.3 de la Constitución, así como en la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, Reguladora del Derecho a la Educación, y en la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo, se garantiza a los alumnos musulmanes, a sus padres y a los órganos escolares de gobierno que lo soliciten, el ejercicio del derecho de los primeros a recibir enseñanza religiosa islámica en los centros docentes públicos y privados concertados, siempre que, en cuanto a estos últimos, el ejercicio de aquel derecho no entre en contradicción con el carácter propio del centro, en los niveles de educación infantil, educación primaria y educación secundaria.

2. La enseñanza religiosa islámica será impartida por profesores designados por las Comunidades pertenecientes a la Comisión Islámica de España, con la conformidad de la Federación a que pertenezcan.

3. Los contenidos de la enseñanza religiosa islámica, así como los libros de texto relativos a la misma, serán proporcionados por las Comunidades respectivas, con la conformidad de la Comisión Islámica de España.

4. Los centros docentes públicos y los privados concertados a que se hace referencia en el número 1 de este artículo, deberán facilitar los locales adecuados para el ejercicio del derecho que en este artículo se regula, sin que pueda perjudicar el desenvolvimiento de las actividades lectivas.

5. La Comisión Islámica de España, así como sus Comunidades miembros, podrán organizar cursos de enseñanza religiosa en los centros universitarios públicos, pudiendo utilizar los locales y medios de los mismos, de acuerdo con las autoridades académicas.

6. La Comisión Islámica de España, así como las Comunidades pertenecientes a la misma, podrán establecer y dirigir centros docentes de los niveles educativos que se mencionan en el número 1 de este artículo, así como Universidades y Centros de Formación Islámica, con sometimiento a la legislación general vigente en la materia."

Esto es un dato jurídico. Un hecho que debe ser tomado en consideración cuando se habla de los musulmanes y la escuela en España. Su carácter positivo nos obliga a contemplarlo si queremos entender alguna cosa. Hay que decir, al mismo tiempo, que no estamos obligados a analizar exclusivamente la ley en sus propios términos normativos. Lo cierto es (o debería ser) lo contrario, a saber, estamos obligados, si queremos ser mínimamente radicales, a cuestionar la validez de una norma semejante que puede ser vista como un fruto podrido de la coyuntura política de turno.

Sin embargo, no siempre es necesario vestirse de radical de salón y enunciar lunáticas teorías que no sirven más que para lograr que todos los europeos sepan pronunciar tu horrible apellido medio húngaro. A veces basta con mirar lo que hay. Leyes, en este caso, que pretenden garantizar el ejercicio de un derecho constitucional. Leyes que se intentan adecuar a la desaparición de la homogeneidad que las creó, un proceso normativo guiado por concepciones sólidas de libertad, igualdad y justicia social. Leyes que desarrollan principios, convicciones, buena voluntad.

Naturalmente, estas leyes han sido también negociadas con una entidad de perfiles poco definidos y cuya representatividad no es buena moneda de cambio, la Comisión Islámica de España. Hay un juego de poder y un gesto magnánimo por parte del legislador, pero no hay nada malo en ello. El que ve magnanimidad en la concesión de derechos es porque tiene espíritu de esclavo que sólo sabe recibir de rodillas. (Estoy pensando en la "ética" (jua, jua, jua) del sindicalista).

Rezad por nosotros

Sólo si nos mantenemos en la frialdad analítica podemos permitirnos la altivez de hablar de este texto como si nos fuera ajeno:

"Ich habe am 9. Juli 2007 die niederschmetternde Diagnose "Bösartiger-Brustkrebs" erhalten. Wurde danach brusterhaltend 2x operiert, da Micrometastasen in einem Lymphknoten gefunden wurden. Habe in den vergangenen zwangig Wochen Zehn Chemotherapien erhalten. Und Zwei Therapien, sowie ein Monat Bestrahlungen liegen noch vor mir. Obwohl ich seit 1993 den Herrn Jesus als persönlichen Erlöser kennen darf, ist das Ganze an manchen Tagen wie ein Albtraum. Bitte betet, das Gott durch meine Erkrankung verherrlicht wird und das keine Langzeitschäden durch die Chemo an Leib, Seele und Geist entstehen. Danke, der Herr segne euch liebe Glaubensgeschwister! Edith"

En el texto, sacado de una página cristiana en la que la gente puede enviar sus oraciones para compartirlas con otros creyentes, una señora explica su contienda terapéutica y medicalizada con un cáncer desde el verano del 2007, y dice que, a pesar de que le ha sido permitido conocer a Dios como "redentor personal", la vida le parece una pesadilla. Concluye animando a los fieles a rezar para que "Dios sea glorificado por mi enfermedad y para que no queden secuelas de la quimioterapia en el cuerpo, el alma o el espíritu".

Los hay, osados, que dicen que la confianza que la mujer pone en la terapia medicalizada se compadece mal con su fe en el Señor. Puede ser que, en última instancia, se pueda exigir que los responsables políticos no se arrodillen para tomar sus decisiones, sino que las tomen de pie, como caballeros y buenos hombres. Pero eso no tiene nada que ver con la llaga que vemos supurar en la oración. Una llaga que quien más quien menos tiene en alguna parte de su cuerpo, alma o espíritu. En la oración se comparte el dolor. Gracias a internet podemos identificarnos con el dolor de los pequeños burgueses alemanes o franceses. El anhelo es el mismo en todas partes. Lo religioso no es más que una forma organizada de expresar el anhelo y de compartirlo. En términos políticos, lo que importa es el vínculo horizontal de la religión. Del vertical se puede prescindir, pues ese no es competencia más que de los miembros del club en concreto. Lo que sí que se debe reconocer políticamente, es que la gente sufre y busca consuelo, y que ya sea en grandes religiones organizadas o en otra forma de cultos, los ciudadanos buscan consuelo y lo encuentran. O sea, que nada humano nos es ajeno y que lo que se comprende, se...

sábado, 3 de enero de 2009

Contra el género

Hace unas semanas la ONU adoptó una declaración que no ha recibido aún el apoyo de muchos países y que, vistas las críticas recibidas, no hay motivos para augurarle un futuro prometedor. Se trata de la declaración sobre la orientación sexual y la identidad de género, una iniciativa francesa y holandesa a la que aún no se han adherido los Estados Unidos ni Rusia. La declaración se centra en las discriminaciones por motivos de género o de orientación sexual. Desde el Vaticano han mostrado su preocupación, pues consideran que semejante declaración da por buena la, así llamada, "ideología de género", la cual, además, dicen, no tiene una definición jurídica exacta en las leyes existentes.

¿Es necesario que las leyes reconozcan el género? ¿Qué hay que entender por género? Cabe suponer que la ideología de género es aquella promovida por discursos más o menos postmodernos, como el de Judith Butler, según los cuales la determinación sexual basada exclusivamente en rasgos físicos no rinde cuentas de las diversas maneras de vivir la propia sexualidad de algunas personas. La presencia de determinados órganos sexuales no puede ser considerado el único criterio para asignar la sexualidad de los individuos, sino que la decisión acerca de la propia sexualidad queda en manos de cada cual, respetándose así el principio de autonomía. La "ideología de género" no supone una renuncia total a la naturaleza, o cuando menos no es esa la clave en que debe ser leída. Lo que persigue es reducir la presión de la mayoría, de lo "normal" sobre los individuos. Es un movimiento más de reconocimiento de lo minoritario, una estrategia para legitimar el núcleo normativo de las instituciones. Y, como dice aquel, bien está.