Hay ocasiones, sin embargo, en que la censura de algunos contenidos no es un mal muy grave para la libertad de expresión. Es distinto que uno no tenga derecho a decir que el gobierno no cumple lo que promete, a que no tenga derecho a emitir propaganda sesgada y con efectos probablemente discriminatorios. El panfleto de Wilders no persigue crear un debate sobre la inmigración. Es mero ruido populista. El quiquiriquí del gallito que se atreve a decir lo que todas las gallinas callan. Miren estas plumas:
lunes, 31 de marzo de 2008
¿Efecto colateral?
LiveLeak ha decidido descolgar el cortometraje propagandístico de Geert Wilders, el pirómano holandés, después de haber recibido amenazas. El amigo M. dice que sí, que es "fuerte" que una minoría violenta imponga una autocensura de un sitio de internet que hace de la libertad de expresión su credo. "Pero", añade, los occidentales estamos en guerra en Iraq, eso sí que es "fuerte". A fin de cuentas lo que le pase a la libertad de expresión cuando hay que vérselas con el Otro (ese otro inventado que nos nubla la vista incluso cuando intentamos apartarlo) no sería entonces nada más que un efecto colateral de la guerra. ¿O tal vez su detonante? (hipótesis poco materialista, valga decir).
Hay ocasiones, sin embargo, en que la censura de algunos contenidos no es un mal muy grave para la libertad de expresión. Es distinto que uno no tenga derecho a decir que el gobierno no cumple lo que promete, a que no tenga derecho a emitir propaganda sesgada y con efectos probablemente discriminatorios. El panfleto de Wilders no persigue crear un debate sobre la inmigración. Es mero ruido populista. El quiquiriquí del gallito que se atreve a decir lo que todas las gallinas callan. Miren estas plumas:
Hay ocasiones, sin embargo, en que la censura de algunos contenidos no es un mal muy grave para la libertad de expresión. Es distinto que uno no tenga derecho a decir que el gobierno no cumple lo que promete, a que no tenga derecho a emitir propaganda sesgada y con efectos probablemente discriminatorios. El panfleto de Wilders no persigue crear un debate sobre la inmigración. Es mero ruido populista. El quiquiriquí del gallito que se atreve a decir lo que todas las gallinas callan. Miren estas plumas:
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