Todo el mundo ha visto esas películas de Hollywood en las que el proceso de transformación de uno de los protagonistas es resumido en unas pocas imágenes, tras las cuales nos volvemos a hallar al individuo en cuestión ya transformado por un proceso de varios meses o semanas o días. Un deportista que se entrena, un soldado que batalla, un grupo de amigos que decide montar un club de macramé, todo tipo de procesos es mostrado en una secuencia de imágenes en las que vemos cómo alguien se esfuerza por lograr un objetivo. Después la película continúa con todo ese esfuerzo acumulado en uno o dos minutos de acción.
Esta manera de describir la vida es errónea y dañina, pues el proceso es el fin. Mostrar sólo, al principio, los planes de la acción y, al final, los resultados de la misma es una falsificación de la realidad que ni siquiera es justificable en términos de economía del guión. La vida es el proceso y la literatura y el arte en general deben ser también proceso. El resto es todo mentira, engaño y contribuir a la pérdida de tono moral de los individuos que formamos la masa.
sábado, 19 de julio de 2008
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1 comentario:
no estoy muy de acuerdo, precisamente estas películas muestran el proceso de transformación; ¿dos minutos? el único placer de mucho más tiempo más doloroso, además de formar parte del cine, del gran cine, estos pocos minutos. siempre con alguna música de acompañamiento. Rocky, Karate Kid, etc. grandes películas.
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