jueves, 27 de marzo de 2008

Religión civil


Dícese de las creencias necesarias para mantener cohesionado al pueblo.

Las realidades imaginarias o no con las que se alimenta el sentimiento de pertenencia, la fidelidad al grupo y sus instituciones.

La bandera, la lengua, el territorio, la roja, etc., elementos con los que se apuntala el patriotismo. Cuando no basta con estos se busca un enemigo interior o exterior. “Espanya”, dicen los catalanes. “Cataluña”, dicen los españoles. “Los moros y los sudacas”, apostillan unos y otros.

La mejor religión civil, la más sana y perdurable son las garantías políticas y jurídicas que el Estado concede a todos los ciudadanos sin excepción. La constitución, por ejemplo. El patriota es el que apoya el orden constitucional porque es lo que más le conviene y de esta manera contribuye a forjar la nación. Esto serviría para pueblos o gentes menos viscerales. Aquí, la bandera ha estado durante demasiado tiempo bajo palio, y el folclore ha sido la moneda de cambio de todo sacrificio. Con un pasado así, donde la iglesia, los partidos, las regiones y el gobierno central saben que pueden calentar los ánimos con un simple discurso, con un par de palabras subidas de tono, con un pasado así, digo, no se puede forjar una nación ni unas pocas naciones.

Lo único que nos une es nuestro afán por tener un buen coche, un mejor ordenador, un buen televisor, una casa de veraneo, un buen par de esquís, o cualquier cosa con la que gastarnos el dinero que ganamos miserablemente. Es una religión pacífica y bien cimentada en nuestras costumbres. Es universal y no discrimina a los ciudadanos, si acaso son ellos los que se discriminan a sí mismos con su ineptitud para labrarse un futuro. El rito nuestro de cada día. La paz del comercio y del interés propio bien entendido.

Tal vez lo que necesitamos sea que España gane el Mundial, cosa harto improbable, entonces veríamos el poder de lo intangible, la elegancia de los españolitos que al fin se podrían poner la máscara patriotera.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hombre, no, sr. Gamper, no me venga con la inocua e inicua equiparación de "catalanes" y "españoles"

usted tiene que conocer la historia, la de verdad, no la de Pujol y Maragall

estuve el otro día aquí en elche viendo el partido de la selección en el estadio

es una buena oportunidad para hacer que las cosas del país de uno funcionen mejor

siempre hay cosas feas, que no vienen a cuento, de xenofobia, estulticia chovinista y cosas así

pero no tengo nada en contra de las selecciones nacionales -las nacionales de verdad, quiero decir.

por lo demás, el deporte es tan imaginario como la literatura

PD: qué pasa con Ronaldinho: otro crack salido por la puerta de atrás?

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saludos.

Anónimo dijo...

y II:

yo, supongo que como "españolito", ya he celebrado un Mundial, el de baloncesto, que además es mi deporte.

ya he sentido lo que es ganar un Mundial, y le puedo asegurar que realmente no se siente nada, no es nada especial, más bien al contrario, es como el triunfo de la normalidad absoluta, el triunfo del todo-va-más-o-menos-bien, de la educación y el respeto y cariño por la gente próxima y por la que te encuentras en la calle, por el vecino y el conciudadano

se siente una felicidad entre ridícula y orgullosa, infinita, por esto

y en seguida hay algo que hacer, es por fin no lamentarse...

acordarse de los buenos tiempos en que uno jugaba al baloncesto en categoría regional

más fanática fue la Copa de Europa del barça ganada en Wembley, cosas del fútbol, de mi juventud, y del Barça... -aunque fue la última vez que se oyó aquello de Tarradellas de "ciutadans de catalunya", lo dijo Guardiola, años después salió el partido Ciutadans

en suma, más fanáticos son los anti-selección que los de la selección

Ferran Caballero dijo...

Quizá con un pasado así casi lo único que parece posible forjar sea naciones, lo más complicado sería forjar patrias.

Ferran Caballero dijo...

Tienes razón Ximo,
los fanáticos son siempre los otros.

Anónimo dijo...

buff, no veo esto de nación y patria bien en qué se distingue

con un pasado así, lo que hay que hacer es rechazarlo como "necesidad histórica" y no celebrarlo precisamente como "milenarios" a lo III Reich

los fanáticos son los que son, yo hago todos los días, disciplinadamente, desde hace años, grandes esfueros por no serlo

me congratulo por ello por no serlo, ni un estúpido

aunque es cierto, es cierto que no tiene recompensa