martes, 22 de diciembre de 2009

Es una experiencia religiosa

Lo decía aquel muchacho y a buen seguro que también lo dirían muchos de mis conciudadanos con motivo del pleno al 6 conseguido por otros muchachos de la ciudad, "es una experiencia religiosa", o más precisamente, "es casi una experiencia religiosa".

Sea como sea, el criterio para determinar si una experiencia es religiosa o no depende exclusivamente del sujeto que la experimenta. Así son las cosas en la modernidad. Y esto ha llevado a que, como ha constatado el Pew Forum, en los últimos cincuenta años haya aumentado considerablemente el número de personas que afirman haber tenido una experiencia religiosa o mística. Mientras que en 1962 sólo el 22% de los estadounidense creía haber tenido una experiencia de ese tipo, ahora es el 49%. La mitad de los estadounidenses afirman haber tenido por lo menos una experiencia religiosa o mística. Si se les preguntara en qué consistía, sería interesante saber qué respondería ese 18% de ateos e indiferentes que creen haber tenido una. Creencias sin estructura, en la espiritualidad de los árboles, en la fertilidad de las flores, en la Madre Tierra, o en una Pacha Mama tan multicultural como eurocéntrica. Creencias en la mera necesidad de creer en algo, de sentirse especial, como si por un instante todo estuviera en orden. Paz terapéutica en un mundo transido de dolor y violencia.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Modus vivendi para las religiones

La Junta de Castilla y León escribe, en su apelación a la sentencia que exigía la retirada de los crucifijos de una escuela vallisoletana, que "la marcada secularización de los símbolos tradicionales de la religión católica acontecida en España en los últimos tiempos [...] impide una clara delimitación entre lo cultural, popular, histórico o artístico y lo religioso" y añade que "el Estado no puede mantener una especie de 'neutralidad aséptica' pues la propia tradición cultural española lo impide".

Por su parte, la asociación e-cristians sostiene que está "científicamente comprobado" que la "Religión protege a los jóvenes".

En la reciente sentencia que viene a matizar a la primera atendiendo a las apelaciones mencionadas, se busca un equilibrio entre el laicismo maximalista y la confesionalización del espacio público: "sólo mediante las limitaciones recíprocas de los derechos de todos se podrá hallar un marco necesario de convivencia". A saber, ni los anticlericales o ateos ni los nacionalcatólicos pueden ganar la partida, siendo la moderación entre ambos extremos la única solución que garantiza una convivencia razonable. La Constitución Española ofrece un buen criterio para alcanzar esta situación de equilibrio, dado que en ella se avanzaron los intereses, casi se díría que contradictorios, de las Españas en conflicto. Tanto el clero como los progresistas consiguieron imponer su doctrina, quedando artículos, como el dedicado a la educación, que garantizan los derechos de todos, sin garantizar los de nadie en concreto.

La sentencia concluye que "en aquellas aulas y para el curso escolar concreto en el que medie una petición de retirada de cualquier símbolo religioso o ideológico, petición materializada por los padres del alumno y la cual revista las más mínimas garantías de seriedad, deberá procederse a su retirada inmediata. Otro tanto deberá realizarse en los espacios comunes del centro educativo público. En aquellas aulas en las que cursen alumnos cuyos progenitores no hayan manifestado su contrariedad a la persistencia o colocación de aquellos símbolos, no se entiende que existe conflicto alguno y por lo tanto será procedente su mantenimiento o existencia".

La solución es, así pues, la de un modus vivendi, a saber, garantizar la coexistencia de los diversos, interviniendo sólo cuando alguien lo requiere. Frente a esto, la propuesta del gobierno de aplicar la sentencia Lautsi a todos los centros escolares, supone forzar la convivencia en nombre de una decisión de ámbito europeo que pretende unificar un paisaje religioso caracterizado por la diversidad de arreglos institucionales.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Argumentos cristianos

"Déu ha posat la vida del fetus mentre no és viable a les mans de la seva mare (a les entranyes de la seva mare) i ha vinculat la vida biològica d’aquest a la vida espiritual d’ella. [...] A causa de l’íntima vinculació de la mare al fill mentre aquest no és viable fora d’ella, la decisió d’avortar és indissociable de l’autodeterminació de la mare, de la seva llibertat personal."

Lo dice Teresa Forcades, monja benedictina y doctora en medicina. El razonamiento ejemplifica la posibilidad de intersección entre diversas cosmovisiones. No se le puede pedir al cristianismo que ponga a la autonomía por delante de la vida. Sería una adaptación al espíritu de los tiempos que tal vez tendría consecuencias nefastas para los correligionarios que se sentirían defraudados ante semejante claudicación. En cambio, la propuesta de Forcades no supone una renuncia doctrinal y permite una adaptación de los principios a la realidad. El aborto es cosa de la madre, pues Dios así lo ha querido.

domingo, 4 de octubre de 2009

Verso il meglio

«El hecho de que Angela Merkel fuera la primera mujer canciller de Alemania planteó también problemas a ciertos países. Evidentemente, ella no lleva velo islámico cuando es recibida en ciertos países árabes, pero a nuestros mandatarios los elegimos los alemanes».

Lo dice Weterwelle, el alcalde de Berlín que muchos no ven como futuro ministro de Exteriores alemán dada su orientación homosexual. Viene a decir que hay una resistencia en la opinión pública y que puede vencerse igual que se venció la resistencia a una canciller fémina. Puede que no guste a todo el mundo, pero, de una parte, la democracia tiene límites nacionales y por tanto hay que rendir cuentas sobre todo hacia dentro, y, de la otra, las restricciones de los otros que expresen algún tipo de dominación no deben ser necesariamente respetadas. Por ello, Merkel no lleva el velo islámico cuando habla con quien lo considere necesario, o tal vez evite hablar con esos personajes. Sea como sea, no se aceptaba eso y luego se aceptó, y tal vez ahora se aceptará lo de Westerwelle (o eso cabría desear), lo cual no hace más que manifestar "una tendenza dell'umanità [...] verso il meglio'".* Y quien no lo crea así, deberá argumentar.

* Norberto Bobbio, L'età dei diritti, Einaudi, 1990, 251.

jueves, 1 de octubre de 2009

Naturalistas del mundo, take a deep breath

Una cosa es el naturalismo metodológico que utiliza los métodos de la ciencia para explicar la evolución de la especie, y otra cosa es el naturalismo filosófico que “emancipa a la naturaleza del Creador”. Esto escribe en L'Osservatore Romano (30/09/2009) Fiorenzo Facchini en respuesta a un artículo de dos darwinistas en la poco vaticana revista de Flores d'Arcais, Micromega. Según este autor, uno más de la punta de lanza vaticana, el naturalismo filosófico, a saber, el supuesto de que las hipótesis extra-humanas, extra-animales, por así decir, trascendentes, es “una extensión arbitraria, pues no se sigue de la ciencia y refleja posiciones subjetivas que fuerzan los datos científicos”. El articulista, paleoantropólogo y sacerdote, considera que el naturalismo filosófico es una ideología que confunde planos del saber, que extrae consecuencias que no se siguen necesariamente de los datos científicos y que presupone sus resultados. El asunto es complejo y esa es justamente su gracia, aunque en realidad no se trata de un chiste. Sin embargo, tampoco es necesario ponerse demasiado solemnes.

Lo importante aquí es la diferencia entre ideología darwinista e ideología católica. Recientemente el mismo Benedicto XVI ha dicho que el catolicismo no es una ideología. Sobre esto habrá que pensar más adelante. El tal Facchini parece estar diciendo algo distinto cuando afirma que siempre ha querido mantener separado su trabajo como paleoantropólogo y su dedicación sacerdotal, que se trata de no confundir los planos, de no proyectar la ideología católica o cristiana sobre los datos de la ciencia. El catolicismo sería una ideología, una mala ideología, se entiende, si pretendiera acabar con las explicaciones científicas, si las considerara falsas en virtud de un presupuesto teológico indemostrable. Pero hace tiempo que la iglesia católica ha entendido que esa no puede ser la vía, que hay que reconocer las virtudes del contrincante, pues además son verdad.

¿Qué pueden hacer mientras tanto los filósofos naturalistas? Defender su posición en términos pragmáticos es una tentación en la que se puede caer, y más si se cuenta con el digno precedente rortyano. Ir más allá y negar en nombre de la plausibilidad o probabilidad científicas que toda hipótesis naturalista es más comprehensiva que aquellas que no le hacen ascos a palabras como espíritu o Dios, me parece una temeridad. Esto es, se puede (y tal vez se deba) hacer filosofía come se Dio non ci fosse, pero actuando así puede ser que nos pase desapercibido algo. Y si bien es normal que nos pasen desapercibidas cosas, no es lo mismo saberlo que no saberlo, y los naturalistas parecen tan contentos con su ilusión de omnisciencia que a veces dan ganas de echarles una mano, de recordarles que hay cosas que no pueden explicar y que it's a good thing too.

jueves, 3 de septiembre de 2009

PAUSA

En las próximas semanas no habrá más entradas en este blog.
¡Salud!

martes, 16 de junio de 2009

La arrogancia de la razón

El fracaso de la Ilustración. Eso quiere ilustrar Elisabeth Badinter en su libro El infante de Parma (Marbot). La historia recuerda la de John Stuart Mill: la educación como un experimento, la pedagogía de la razón, la arrogancia de los filósofos. Al tal infante le pusieron dos intructores o tutores, nada menos que Condillac y Keralio, que supuestamente debían hacer de él un hombre inteligente y un buen estadista. Con el paso del tiempo se descubre que el pobre Fernando no daba la talla, que los esfuerzos de sus tutores han sido en balde, que han errado el tiro.

La arrogancia de los intelectuales que creen saber incluso cómo hay que educar a los niños. Una conversación entre profesores en la apestosa cantina de la universidad:
- A mi hijo, cuando empiece a crecer, no le pienso explicar historias de hadas o cuentos fantásticos. Hay que centrarse en la ciencia, hay que hacer de él un ilustrado.

Así razona el intelectual ignorante. Y así pensaron también los tutores del infante y James Mill. Pero esto no demuestra que la Ilustración fracasa, sino que su aplicación debe adecuarse a la naturaleza humana. La confianza en la razón no puede ser incondicional. Eso lo deberían saber hasta los ateos como ese tal monstruo bifronte de Ditchkins que se las da de sabelotodo.

martes, 9 de junio de 2009

Imposibilidad de la censura

Será lírico, pero está bien lo que canta Llach: "sou vosaltres qui heu fet del silenci paraules".

miércoles, 3 de junio de 2009

Desaparición evangélica de la Iglesia

Escribe Vattimo:

"La Iglesia como estructura histórica merece, evangélicamente, desaparecer".

lunes, 1 de junio de 2009

El pragmatismo religioso de José Luis Rodríguez Zapatero

Preguntado por su agnosticismo, Zapatero responde:

"Personalmente tengo una posición pacífica. La vida hay que vivirla sin angustia, y creo que la paz que debes a los demás, que yo trato de infundir a mi alrededor, se consigue en buena medida si no tienes la angustia de pensar qué será de ti una vez que desaparezcas de este mundo. Yo me asomo a ese precipicio de manera pacífica, estableciendo un pacto de aceptación con la naturaleza, que se ha demostrado que tiende al equilibrio salvo cuando la destrozamos los seres humanos. Estoy en paz con el más allá, no me provoca ninguna angustia, ni siquiera persigo el intentar saber, creo que ese es un afán vanidoso del ser humano."

"La vida hay que vivirla sin angustia", dice Zapatero, y uno se pregunta qué diría Kierkegaard sobre eso. Para el primer ministro, la angustia la provoca el afán vanidoso de la gente por querer saber las respuestas a las grandes preguntas de la existencia. Vanidosos y angustiados son, así pues, los ateos y los creyentes. El resto se asoman al precipicio de la muerte y lo contemplan "de manera pacífica", como quien no quiere la cosa, como si eso de morirse no fuera algo un poco angustiante, sino un acontecimiento (o la ausencia de un acontecimiento) que se puede aceptar pactando con la naturaleza. Un pacto civil y natural simultáneamente, por así decir. Esa es la no metafísica no existencial, un pragmatismo aderezado con cursilerias sobre precipicios, trascendencias inmantes y un deísmo ecologista que está muy á la page.

Sobre la espiritualidad el primer ministro demuestra tener las ideas aún menos claras:

"¿Cómo entiende la espiritualidad?

Es la expresión de nuestra condición de ser humano. Donde veo más trascendencia es en la generosidad; y la generosidad es aquello que refuta el imperativo biológico de todos los seres: defenderse, ser egoísta. Por tanto, lo que trasciende, lo que va más allá de ese egoísmo biológico, es ser generoso. Creo que todas las religiones que se precien deberían ser un canto a la generosidad. Pero hace tiempo que pienso que ni la religión ni la espiritualidad me van a resolver los interrogantes que tengo sobre el mundo, sobre nuestro origen y destino. Los interrogantes están ahí, dejemos que estén ahí."

Es de suponer que Rodríguez Zapatero habla aquí de la moral, del imperativo kantiano, como el espacio de libertad más allá del orgánico reino de la necesidad. Un imperativo que se reduce a la cristiana y no cristiana ley de oro.

A pesar de que su reflexión no es muy elaborada, el pragmatismo que transmite parece bastante sólido, cuando menos, mucho más que el resto de los ciudadanos. Sin embargo, lo que nos tenemos que preguntar es por qué responde a las preguntas de la señora de La Vanguardia. ¿Por qué no dice que eso no le compete a nadie más que a él? ¿De qué sirve saber que le gustan los callos o la sonrisa de su mujer? Supuestamente para acercarlo al electorado, y más ahora que, según las encuestas, pintan bastos para los socialistas en las elecciones del próximo domingo. La jerga espiritualista en que se expresa hace las delicias de los amorfos agnósticos de la sociedad española, la mayoría de los cuales lamenta la que, por otra parte, es la verdadera virtud del pragmatismo zapateril, a saber, que en lo político debe ser liberal en relación con las creencias de los consumidores, como dice en la primera respuesta, rápidamente interrumpida por la hiperactiva reportera.

"Usted se declara agnóstico, pero con cierto interés por la filosofía zen. ¿Cómo resuelve los enigmas de la vida y la muerte?

Trato de comprender a quienes se declaran creyentes…

Olvide a los otros, hable de usted."

martes, 26 de mayo de 2009

William James: La voluntad de creer

"El científico debería dar la bienvenida a cualquier calse de agitación y debate religioso, en la medida en que esté dispuesto a admitir que alguna hipótesis religosa podría ser cierta. Por supuesto, hay mucho científicos que negarían eso dogmáticamente y sostendrían que la ciencia ha descartado ya toda posible hipótesis religiosa. Y entiendo perfectamente que estos científicos se esfuercen por recluir en la esfera privada todas las creencias religiosas, puesto que su manifestación pública sólo puede ser una molestia a sus ojos. Mi batalla debe librarse pues contra todos estos científicos, así como contra sus alidados fuera del terreno científico; y espero que mi libro contribuya a persuadir al lector de la tosquedad de la opiniones de todos ellos, y a ponerle por lo tanto a mi lado."

William James, La voluntad de creer, Marbot, Barcelona, traducción de Ramón Vilà Vernis, p. 38.

miércoles, 29 de abril de 2009

Richard Rorty, Ética para laicos


"¿Cómo elegir entre aquellos que consideran absurda la prohibición de la sodomía, exactamente tan absurda como la prohibición de comer frutos de mar, y aquellos que en cambio consideran que la sodomía es una perturbación objectiva en la estructura de la existencia humana? Los filósofos como yo no creemos que simplemente pensando y comprometiéndonos en reflexiones filosóficas estemos en condiciones de resolver asuntos como el recién planteado. Según nuestra perspectiva, John Stuart Mill tiene una visión de la sociedad ideal y el Papa tiene otra; y no podemos elegir entre las dos si tomamos como base principios filosóficos, ya que nuestra selección entre principios alternativos está determinada por nuestra preferencias respecto de los futuros posibles para la humanidad. [...] No hay tribunal de apleaciones netural que pueda ayudar en la elección entre estas dos descripciones de la humanidad."

Richard Rorty desmontando las pretensiones de resolver los conflictos básicos desde una supuesta perspectiva angélica. Esto no convierte a ambas posturas en formas equiparables de entender la cómo debe ser el ser humano. Ni tampoco excluye la necesidad de combatir lo que se dice desde la postura opuesta o incluso de convertirse en una u otra dirección. Pero, la pregunta "¿qué postura es la correcta?" no tiene sentido, ya que no hay lugar desde el cual responderla. Ateos y cristianos a la par se ponen ansiosos ante respuestas como esta, que, en realidad, sólo tienen sentido (todavía) para los cómodos académicos acostumbrados a intercambiarse ideas y convicciones con la seguridad que da saber que la vida, perdón, la violencia, sucede en otra parte.

martes, 28 de abril de 2009

Tiene usted toda la razón del mundo

El espíritu hiperbólico español no suele atender a razones, ni atenerse a las razones concretas, pequeñas, circunstanciales, a lo que tú me dices ahora y aquí, a lo que me compromete reconocer tus razones ahora. Acaso puede conceder, en ocasiones, casi a regañadientes, que el otro se ha sacado un triunfo de la manga y dice: "Pues también es verdad", con un "también" que da al otro sin quitar lo propio.

Esto hasta que alguien dice una palmaria obviedad o expresa una justificada indignación. Entonces, el juicio es inapelable, y emisor y receptor se unen en el destino universal de toda la razón del mundo.

lunes, 20 de abril de 2009

¿Macarthysmo religioso?

El catedrático de derecho eclesiástico de la Complutense escribe sobre el macarthysmo religioso que persigue a la iglesia católica en el mundo. Esta sacralización del Estado conlleva, según el autor, el olvido de la religión como fuente de sentido, así como el hecho, creo que más importante, por más neutro, de que la democracia se basa en el respeto a las libertades individuales, entre las que hay que contar, la libertad de equivocarse siguiendo las propias creencias. En palabras del catedrático: "los valores de una sociedad proceden de sus miembros, y los que la orientan en una u otra dirección se originan no sólo en las estructuras estatales sino también, entre otros, en los medios de comunicación, en el mundo de los negocios, en los partidos políticos y en las Iglesias". De ahí que convenga "reafirmar a las Iglesias en el esfuerzo de redescubrir su misión socioespiritual en un mercado libre de opiniones".

Si las creencias se forman en libertad, y nada nos puede llevar a suponer lo contrario, a no ser que nos creamos en posesión de la verdad, y si los individuos (con sus creencias) deben ser tomados en consideración cuando se deciden las políticas públicas, entonces no nos queda otra que atender a lo que se diga proceda de donde proceda. Otra cosa, muy distinta, es cuando el que habla no es un individuo o una asociación, sino una gran corporación, como la iglesia católica. Ahí las cosas cambian.

En todo caso, bienvenida sea la vitalidad de la sociedad pues así el Estado se ve constantemente obigado a legitimarse. Vitalidad que, sin embargo, debe ser demostrada también por la iglesia católica cuando se ve confrontada con lo que antes eran blasfemias y ahora nada más que expresiones legítimas de libertad individual, como, por ejemplo, Dogma, la película de Kevin Smith, ninguna genialidad, cierto, pero una muestra de cristianismo sin dogmas, de catloicismo anticlerical.

viernes, 17 de abril de 2009

Igualdad judeocristiana de derechos

"While the founders were a blend of Enlightenment rationalists and traditional Christians, generations of Jews, Muslims, other religious groups and non-believers have all found a home in the United States. This is so because the tolerance of our system is rooted in the Jewish-Christian principle that even those who differ from one another in culture, appearance and faith still share the same rights. We believe that this principle still possesses the power to enlighten our national will."

Palabras de la Conferencia Episcopal de los EEUU en un documento en contra del aborto y de la eutanasia, que aprovechan la referencia a las "verdades evidentes en sí mismas" enunciadas por los padres fundadores. Una nación basada en derechos naturales ofrece la coartada perfecta para reclamar el origen judeocristiano de todo lo bueno, en especial, de la igualdad de derechos para todos, sean como sean, crean en lo que crean. El origen, digamos, sectario de esa constitución permite que los cristianos de toda índole, o sea, también los católicos bien organizados, reclamen un papel central para sus doctrinas. De este modo, queda garantizada su fidelidad al orden legal institucional, pero también la divergencia de este cuando las verdades ínsitas en el corazón (por Dios, claro está) le indiquen al católico que el viraje adoptado por su país es erróeno y pecaminoso. Por suerte, a pesar de lo que muchos piensen, está bien que así sea, pues lo contrario supondría la pérdida del nervio democrático de la sociedad.

jueves, 16 de abril de 2009

Reciprocidad interna

"En tanto que un alto número de ciudadanos alemanes de origen turco y fe islámica vivan con una vinculación política más fuerte a la antigua patria que a la nueva, faltarán en el espacio público y en las urnas las voces correctoras que serían necesarias para ensanchar la cultura política dominante. Sin una inclusión de las minorías en la sociedad civil no pueden desarrollarse de forma acompasada los dos procesos complementarios: por un lado, la apertura sensible a las diferencias de la comunidad política en pro de la inclusión, con igualdad de derechos, de subculturas extranjeras, y, por otro, la apertura liberal de estas mismas subculturas a la participación individual, con igualdad de derechos, de sus miembros en el proceso democrático".

Jürgen Habermas, "¿Qué significa una sociedad 'postsecular'?" en ¡Ay, Europa!; Trotta, Madrid, 2009 (trad. Pedro Madrigal).

Algunos habrá que al leer esto digan que también habría que tomar en consideración la reciprocidad externa, a saber, entre países (que los países islámicos reconozcan también la libertad religiosa de cristianos, por ejemplo). Pero la caridad (perdón, la democracia) hay que empezar practicándola en casa.

miércoles, 15 de abril de 2009

Proteger de la religión al Estado (y a los ciudadanos)

Presentación del libro La laïcitat de Àlex Seglers ayer en "La casa del libro". Los que lo acompañan en la mesa glosan la importancia de la religión como fuente de sentido que puede ser aprovechada por el resto de la sociedad. Hablan de laicidad colaborativa, positiva, de las libertades religiosas, y todo resulta de lo más obvio. De acuerdo. Pero la laicidad sirve también para protegernos de los afanes proselitistas mal entendidos y de las ansias de poder eclesiales.

Al salir el amigo L., de un pequeño pueblo en el interior argentino, me comenta que desde hace unos meses las homilías son retransmitidas por altavoces que escuchan todos los vecinos. Homilías en la plaza pública. La cerveza del domingo en la plaza del pueblo se toma ahora con las admoniciones procedentes del púlpito. Minaretes católicos. Y todo con patente de corso constitucional:

Art. 2 de la Constitución Argentina

"El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano."

martes, 14 de abril de 2009

How about extending some tolerance to me?


En Indignation de Philip Roth, el protagonista es un joven lector de Bertrand Russell, en especial de su magnífico ¿Por qué no soy cristiano?, que se enfrenta a las autoridades académicas de su universidad a causa de la obligación de asistir a los servicios religiosos impuesta a los estudiantes. Se trata de una universidad tradicional y tradicionalista que se erige en salvaguarda de los valores morales cristianos sobre los que se edificaron los EEUU. En su entrevista con el decano, Marcus Messner reclama su derecho a no ser obligado, como ateo, a escuchar los servicios religiosos semanales.

El discurso airado del joven que ha huido de su ciudad para encontrar la paz de un padre que parece haber pedido la razón prefigura el declive de la mayoría moral americana, el auge de una diversidad que conduce al libertinaje y que, con este fin, se apoya en el documento que los muy cristianos fundadores del país establecieron como ley fundamental. Una tolerancia extendida que no incluye sólo a las diversas ramas del cristianismo, sino también a los no creyentes, a los anarquistas y pragmatistas de toda índole que cambiarán definitivamente el panorama de la sociedad americana.

martes, 7 de abril de 2009

Religious and cultural sensibilities

"I respect Islam as one of the World's major religions, as well as it's religious symbols. I was deeply distressed that the cartoons were seen by many Muslims as an attempt by Denmark to mock, insult or behave disrespectfully towards Islam or the prophet Mohammed. Nothing could be further from my mind. During my tenure as Secretary General of NATO I will play close attention to the religious and cultural sensibilities of the different communities that populate our increasingly pluralistic and globalized world."

Del secretario general de la OTAN no se esperan grandes palabras, sino sólo frases huecas y decisiones inteligentes. Sin embargo, Fogh Rasmussen ha intentado decir algo para calmar los ánimos de los turcos y hacerse con su favor. Y, con esta finalidad, ha cambiado sus declaraciones cuando se publicaron las viñetas y de algún modo se ha hecho responsable de su publicación. Lo que debería haber dicho, si los turcos no tuvieran la paella por el mango, es que en su país hay libertad de prensa y que si a alguien no le gusta, que s'hi posi fulles.

lunes, 30 de marzo de 2009

Bernanos

Cuando uno no tiene nada que decir, siempre puede citar. Y ¿por qué no a alguien tan poco leído por nosotros como Bernanos?

"Las clases débiles son casi las únicas que proporcionan al verdadero imbécil. La superior se arroga el monopolio de una clase de idiotez perfectamente inutilizable, una idiotez de lujo, y la inferior no pasa de unos toscos y a veces admirables esbozos de animalidad."

"Los que no me conocen bien suelen considerarme un energúmeno, un panfletario. Diré una vez más que un polemista es divertido hasta los veinte años, tolerable hasta los treinta, pelma hacia los cincuenta y obsceno a partir de entonces. Los pruritos polemistas, en un viejo, me parecen una forma de erotismo. El energúmeno se sulfura a la mínima, como dice el pueblo. Lejos de sulfurarme, me paso el tiempo tratando de comprender, único remedio contra esa especie de delirio histérico en que acaban cayendo los desdichados que no pueden dar un paso sin tropezar con una injusticia escondida cuidadosamente en la hierba, como un cepo. Trato de comprender. Creo que me esfuerzo por amar."

(Georges Bernanos, Los grandes cementerios bajo la luna, Lumen, 2009, traducción de Juan Vivanco.)

viernes, 27 de marzo de 2009

Usurpadores de autoridad

"El momento en que puede considerarse humano un ser no puede establecerse mediante criterios científicos"

Esto escriben unos científicos españoles como reacción a otros que sostenían la inmoralidad del aborto.

Separar los ámbitos del saber, distinguir lo que le corresponde a cada cual. No debería ser tan difícil, pero hay que reconocer que los científicos a pesar de que puedan saber mucho de su especialidad no son necesariamente ni buenas personas ni buenos pensadores. El manifiesto antiabortista, por llamarlo de alguna manera, no es más que una usurpación de autoridad para ganarse el apoyo del pueblo ignorante.

jueves, 26 de marzo de 2009

Tú no eres mi hermano

Dijo el Papa el otro día en el aeropuerto de Luanda:

"No os canséis de hacer progresar la paz, haciendo gestos de perdón y trabajando por la reconciliación nacional, para que la violencia nunca prevalezca sobre el diálogo, el temor y el desaliento sobre la confianza y el rencor sobre el amor fraterno. Eso será posible si os reconocéis mutuamente como hijos del mismo y único Padre del Cielo".

Según esto, la solución a los conflictos sociales es posible si nos reconocemos mutuamente como hermanos, hijos de un mismo padre. La diversidad social se puede, por tanto, atenuar. Es el universalismo cristiano que tantas veces ha adoptado el sayo del imperialismo y del colonialismo, y que fue reproducido por la confianza en las luces o en el capital. Pero las soluciones tan profundas son sospechosas. ¿No basta con la tolerancia recíproca (o no) para coexistir en paz con perros infieles?

martes, 24 de marzo de 2009

Desde fuera y desde dentro

Escribe hoy un profesor lo siguiente:

"La imagen de deslavazada charlatanería y de enfermiza obsesión antisexual que ofrecen los pronunciamientos de la jerarquía católica no sólo choca con la ciencia y la racionalidad, sino que incluso carece de base o precedente alguno en las enseñanzas que los Evangelios atribuyen a Jesús."

Más allá de los argumentos que probablemente se encuentren en el artículo, es interesante la doble estrategia adoptada en estas líneas: la jerarquía eclesiástica no sólo menosprecia los avances de la ciencia y los preceptos de la racionalidad, sino que ni siquiera se atiene al mensaje de Cristo. Los ateos no sólo acuden a la estrategia externa (racionalidad y ciencia) sino también a la interna. La jerarquía, dicen, no interpreta correctamente el mensaje cristiano. Los ateos se alinean así con los cristianos sin iglesia, con los que claman por unos representantes de la fe que pongan la caridad como precepto primero y único.

Tal vez habría que recordar que la iglesia católica, apostólica y romana, sobre todo, romana, nunca ha tenido la pretensión de contribuir al aumento del amor. Su finalidad hoy es, antes bien, influir en el poder político, destruir los muros de separación, unir a los fieles en causas morales que pongan en dificultades a los gobiernos para lograr así que nadie, sólo ellos, se sienta impune.

sábado, 21 de marzo de 2009

Poligámica equidad

En una conferencia de Dolors Bramon me entero de la existencia de este fragmento del Corán:

"...Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, casaos con la que os guste de las mujeres, dos, tres o cuatro. Pero si teméis no ser equitativos, entonces con una sola o con vuestras esclavas. Así evitaréis mejor obrar mal. (Corán, surat 4, ayat 3)."

"
If ye fear that ye shall not be able to deal justly with the orphans, Marry women of your choice, Two or three or four; but if ye fear that ye shall not be able to deal justly (with them), then only one, or (a captive) that your right hands possess, that will be more suitable, to prevent you from doing injustice. "

"Ser equitativos", "deal justly": expresiones que soprenden al occidental prejuiciado que considera que la poligamia es una simple cuestión de machismo injusto. Machismo, sí; pero injusto, no.

jueves, 19 de marzo de 2009

Grow up or die

"The plain fact is: religion must die for mankind to live.
Faith means making a virtue out of not thinking.
Religion is dangerous because it allows people who have no answers to think that they do.
The only appropriate attitude for men to have about the big questions it’s not the arrogance of religion, but doubt. Doubt is humble and that’s what men need to be.
This is why rational people, antireligious people, must end their timidity and come out of the closet and assert themselves. And those who consider themselves only moderately religious, they really need to look in the mirror and realize that the solace and comfort that religion brings you, actually has a terrible price."

Estas frases las pronuncia el cómico americano Bill Maher en algo así como un documental que estrenó hace unas semanas bajo el título Religulous, neologismo con el que se pretende equiparar a la religión con algo ridículo (religious=ridiculous). Maher se considera agnóstico, pero pasa más bien por un ateo. En el documental escoge a los fanáticos religiosos más patéticos y a las religiones menos serias, perros de paja, para patearlos a gusto y quedar como el más listo. Tiene la fortuna de tener una risa contagiosa que lo hace soportable, pero el espectáculo parece más una feria de monstruos que otra cosa.

"La religión puede ciertamente ser una cosa ridícula. No hay actividad humana que no pueda convertirse en algo ridículo, basta con repetirla bastantes veces o con mantener en alto la espada de la autocrítica. Lo es sobre todo si se subrayan las cosmogonías o los mitos. Sin embargo, la religión, sea verdad o mentira, sirve también para consolarse.

Sea como sea, lo de Maher es saludable por dos motivos. De una parte, por lo que evidencia su difusión, a saber, la ausencia de censura motivada no sólo por la legislación americana sino también porque nadie se ha atrevido a llevar su sentimiento de ofensa a los tribunales. De la otra, porque obliga a justificar de nuevo las políticas de laicidad positiva que consideran a la religión como algo intrínsecamente bueno y, por tanto, como un bien que debe ser protegido por las instituciones del Estado, o sea, las políticas sobre libertad religiosa de la mayoría de países occidentales.

lunes, 16 de marzo de 2009

Hacer poco y decir menos

En la NZZ del domingo un tal Hans Bühlmann escribe una carta al director en la que sostiene que los minaretes no son un símbolo religioso, sino una demostración de poder, lo que justificaría que se realizara el referéndum a favor de incluir en la constitución helvética la frase: "La construcción de minaretes está prohibida".

El señor B. acaba su carta diciendo que "nadie puede ser obligado a aceptar esos símbolos". ¿Qué significa "aceptar"? Uno hablaría aquí de tolerancia, de la necesidad de respetar las costumbres ajenas, pero al instante recuerda un artículo de Aurelio Arteta sobre la tolerancia boba, "La tolerancia como barbarie", en el que se advierte de los peligros de tolerarlo todo, incluso lo intolerable. Sin embargo, lo que decimos y pensamos sobre el islam, nosotros, buenos europeos, no son más que estereotipos del Otro que en ocasiones adquieren una tonalidad multicultural simpática y en ocasiones son muestra de una xenofobia que nace de las entrañas del miedo.

El asunto recuerda a las prevenciones frente a la cienciología. Prevenciones fundadas en sospechas poco fundadas, luchas de intereses económicos y sociales, geopolítica globalizada. Y todo sobre el trasfondo de la sacrosanta libertad de conciencia y de religión. Limitarla es desprestigiarnos, pero su aplicación debe ser prudencial, lo cual obliga a un control estatal de las acciones ciudadanas que dinamita el muro de separación entre Estado e iglesias.

En todo caso, es recomendable no insistir en la validez incondicionada de ciertos principios constitucionales e inclinarse por una casuística atenta a los ritmos del presente, en equilibrio entre la astucia y la legalidad.

jueves, 12 de marzo de 2009

Proteger a los individuos, no a la religión misma

"Las leyes internacionales de derechos humanos protegen a los individuos en el ejercicio de su libertad de religión y convicciones, y no a la religión misma."

Con estas palabras fundamentaba Alemania su discrepancia con la Resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (30 de marzo de 2007) en la que se conminaba a los países a "combatir el odio y la discriminación motivados por la difamación de las religiones".

No son las religiones las eventualmente ofendidas, sino los fieles que ven efectivamente limitada su libertad de religión. Si atendemos a las personas y no a los dogmas, se da una mayor seguridad jurídica, tanto para ofendidos como para ofensores, y se evita que los líderes espirituales se arroguen la autoridad de hablar en representación de millones de personas.

lunes, 9 de marzo de 2009

Legislar con la nariz

En Berlín un tribunal ha obligado a la retirada de un cartel, que el ayuntamiento de Charlottenburg-Wilmersdorf había colocado delante de la sede de la "iglesia de la cienciología", en el que, bajo un enorme y encarnado signo de STOP, se advertía a los ciudadanos de los eventuales fines perversos perseguidos por la "secta de la cienciología" (así mismo) y se exigía una observación atenta de la secta para lograr una presentación transparente de sus finalidades. Las autoridades no tienen derecho a limitar el ejercicio de la libertad religiosa y de asociación de los ciudadanos. Eso concluye, a grandes rasgos, la sentencia. Y si bien no podemos más que estar de acuerdo con el deseo de vivir en un país libre que se evidencia en la lectura jurídicamente correcta que la sentencia hace de la Constitución, por otra parte pensamos que tal vez no todo el mundo se merezca disfrutar de ese preciado bien que es la libertad religiosa. Religiones de tunantes y rufianes deberían quedar excluidas de ese derecho. La irracional y, sin embargo, razonable intuición de que algo podrido se oculta bajo tanto brillo como el que destella la sede de la cienciología en Madrid, enfrente mismo de nada más y nada menos que el Congreso de los Diputados, no debería ser tomada en consideración cuando se legisla y se imparte justicia, pero hacerlo no está de más y puede salvarnos de pecar de ingenuos.

viernes, 6 de marzo de 2009

Retardo de comunicación

Un scentiologist, que me ha visto tal vez algo alicaído, me pone en las manos un libro de Hubbard (Scientology. Un nuevo punto de vista sobre la vida). Un scientologist es, como reza el glosario del mismo libro, "alguien que mejora las condiciones de sí mismo y las condiciones de otros usando la tecnología de Scientology". Ahí encontramos también la figura del scientologist entrenado, una "persona que tiene un conocimiento especial sobre el manejo de la vida. Consigue esto mediante entrenamiento, que es una actividad formal (a diferencia de la lectura o interés informales) en que se imparte la filosofía y tecnología de Scientology a un individuo o grupo y culmina con la concesión de un grado o certificado".

Lleemos "tecnología", "condiciones", "entrenamiento", "grado", "certificado", conceptos que suenan más a ideología que a religión. Y surge naturalmente una sospecha infundada racionalmente, pero sí fundada en olfato, que nos pone en alerta.

Una ojeada a este libro repleto de consejos remojados en una prosa plana, cursi e infantil, traducida sin amor ni cariño, nos permite constatar que se trata de un manual para aprender a ir por la vida triunfando. La cosmovisión (si es que se puede deicr que la Cienciología es una cosmovisión y no un negocio) está centrada en el yo y su necesidad de encontrar un equilibrio. No hay referencia alguna a Dios en el libro, lo cual nos indica que en el caso de que un cienciólogo naufragara en una isla desierta no se arrodillaría buscando el consuelo de Dios, pues al parecer es un ser tan autosuficiente que no desea ni que lo abracen.

Para llegar a ser cienciólogo hay que pasar una serie de tests que clasifican a los individuos según su inteligencia o capacidad de reacción. A cada cual le corresponderán unos ejercicios en virtud de su lugar en la escala. Y esa escala regula también decisiones importantes en la vida, como el matrimonio. Según Hubbard hay una clave para conseguir buenas parejas:

"Los cónyuges que tengan el mismo retardo de comunicación se llevarán bien."

Aserto críptico absurdo que uno no sabe muy bien lo que significa, aunque sí lo que connota. A saber, aspiraciones tecnocráticas carentes de sentido del humor y de refinamiento. Basta subrayar que el exhaustivo glosario del libro ya mencionado no contiene la palabra "amor", lo cual es un error estético, estratégico y, lo que es peor, espiritual. Con esta visión simplificada de la naturaleza humana, la Cienciología, o Iglesia de la Cienciología, hace proselitismo y, conjeturo, persigue fines políticos y económicos. (Por lo menos eso piensa la Oficina para defensa de la Constitución (Verfassungsschutz) en Alemania y dicen que dijo el propio Hubbard: "I'd like to start a religion - that's where the money is").

Y que quede claro que todo esto lo digo sin ánimo de ofender, o sea, que, como dicen los juristas, no hay dolo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Dónde está Vargas Llosa?

¿Dónde están los defensores de la libertad de expresión clamando ante la expulsión en el aeropuerto de Buenos Aires de nada más y nada menos que un obispo? ¿Dónde está Vargas Llosa? ¿Dónde estás, Varguitas? Dí algo, pata. ¿No será que el liberalismo del que tú dices hacer gala es una pobre versión del liberalismo milliano, un remedo de Berlin con fines propagandistas? No, sobre Williamson los liberales que viven de dorarle la píldora al entramado de poder que les paga no dicen nada.

Nadie ha salido a defenderlo y eso está bien. Lo interesante es que se le ha dejado hablar, que sus palabras se pueden escuchar todavía en la red y que están siendo escuchadas por millones de personas. No se censura una mentira tan burda, porque ella misma se retrata como lo que es, inteligencia desaprovechada en el altar de esa cosa incomparable que es el nazismo. Y los popes como T. Garton Ash, así como los aprendices que corren por nuestros lares y bares, deberían decir algo, porque ya se sabe, si se deja que una mentira sea propagada sin renovar continuamente el acuerdo sobre la verdad que la contrarresta, entonces se puede perder la partida. Pues, y eso también lo dice Mill, la verdad no siempre acaba prevaleciendo.

martes, 3 de marzo de 2009

Religiones débiles

"Ha llegado la hora de que las personas religiosas se alcen contra las religiones".

Gianni Vattimo sostiene que las religiones deben desaparecer como instituciones de poder para dejar paso a unas religiones de la compasión y del amor, religiones individuales acordes con el espíritu de los tiempos desecularizados en los que lo que cuenta es la búsqueda de sentido y de consuelo individuales apoyada en un maremágnum de tradiciones espirituales de las que el creyente postmoderno bebe libertinamente. La propuesta de Vattimo es democrática e ilustrada, y puede resultar un antídoto para las políticas de la identidad que agrupan a la sociedad siguiendo las exigencias de los mandamases del báculo que van con el mazo dando. Siguiendo esto se requieren pues nuevas asociaciones religiosas que acojan a los individuos y les permitan practicar sus ritos sincréticos y desordenados. Pequeñas iglesias de adscripción voluntaria que renuncian de antemano a imperar y que buscan ser reconocidas como lo son, los clubes privados de los que hablaba Locke. Clubes de entrada y salida libres en los que la religión ha perdido su potencial regulador y coactivo convirtiéndose en una guía que cada cual interpreta a conveniencia. Religiones débiles para los espíritus débiles de las sociedades angustiadas por las infinitas posibilidades alienantes de la técnica.

martes, 24 de febrero de 2009

Ateos proselitistas

Escribe AN que al calificar de proselitistas a los ateos del autobús realizo una pirueta, esto es, hago una equivalencia injustificada. Dice además que ninguno de los autores que cito en el post en cuestión exigen la privatización del ateísmo. Puede ser que tenga razón. Vuelvo a leerlos y, excepto en el de AN, en los otros dos apenas encuentro argumentos, sino más bien la exposición brillante de idiosincrasias propias de señores que, qué duda cabe, se las saben todas.

Acepto, pues, que no exigen la privatización de las creencias, sean estas ateas o religiosas. No acepto, en cambio, que sea incorrecto considerar que los ateos del bus hacen proselitismo. Su denuncia, inhábil y pueril, es proselitista.

Veamos: los ateos denuncian los privilegios de las religiones por el simple hecho de ser eso, religiones. Van más allá y reclaman que las religiones pasen la prueba del algodón científico, que no se las acepte dando por buena la interpretación que los fieles dan de su práctica, sino que se las contemple cómo prácticas supersticiosas sin ningún arraigo en la racionalidad. (Es cierto que los del autobús no dicen eso, sino otra cosa, pero si pensaran un poco dirían lo que estoy diciendo, digo yo, y así subirían, lo que no es difíci,l el deficiente nivel de su campaña.) Denuncian con afán proselitista. Quieren que los ciudadanos se apunten al ateísmo, quieren hacer prosélitos, igual que los testigos de Jehová o los sanotes mormones que pasean por nuestras calles.

viernes, 20 de febrero de 2009

El hecho de la diversidad

Lo dice una más de las encuestas del Pew Forum: la mayoría de los estadounidenses prefiere vivir en comunidades religiosamente diversas. Lo cual equivale a decir que la mayoría de los estadounidenses prefiere vivir en sociedades y no en comunidades. Pero, dejando de lado la cuestión terminológica, lo que este dato viene a sustentar es que la diversidad no es sólo un hecho sino también algo normativo. La diversidad es la cara fáctica del pluralismo.

jueves, 19 de febrero de 2009

La conciencia dividida del político

Unos católicos estadounidenses se han organizado para solicitar a sus obispos que dejen de administrar la eucaristía a aquellos políticos que en público y activamente defienden políticas y leyes que se oponen y contradicen a la iglesia en asuntos morales como el aborto, la eutanasia, la clonación humana, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la investigación con células embrionarias. Exigen la aplicación del artículo 915 de Código de Derecho Canónico que reza: "No deben ser admitidos a la sagrada comunión [...] los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave."

Al respecto puede ser pertinente recordar cómo el tal Joe Biden, uno de esos católicos acomodaticios, respondió cuando le preguntaron cuándo empezaba la vida:

"I know when it begins for me. It's a personal and private issue. [...] I'm prepared as a matter of faith to accept that life begins at the moment of conception. But that is my judgment. For me to impose that judgment on everyone else who is equally and maybe even more devout than I am seems to me is inappropriate in a pluralistic society."

Si se contempla todo el asunto en términos de privado/público, vemos que los católicos más fundamentalistas o menos flexibles están a favor de convertir el mayor número de asuntos en cuestiones públicas, mientras que los católicos liberales abogan por la privatización de las creencias en aras de la libertad individual, esto es, de la diversidad social. Los conservadores, por tanto, quieren difuminar la división público/privado, igual que hicieron las feministas precoces. Dicen: "este asunto nos concierne a todos", ergo, las libertades individuales tienen un límite en la verdad del derecho natural.

Pelosi y Biden (los políticos católicos más señalados) podrían perder su derecho a participar en la eucaristía por defender la libertad de los otros y por no pretender extender a lo público una creencia que consideran (a efectos estratégicos, claro está) estrictamente política. Pero la jerarquía católica ha salido del armario y no piensa volver a meterse ahí. Con la excusa de la evangelización quieran sacar las iglesias a la calle y con este fin no dudan en meter el dedo en las disonancias ajenas.

La conciencia de Pelosi y Biden, su conciencia dividida, es ahora un asunto público.

miércoles, 18 de febrero de 2009

No fieles, sino leales

"La búsqueda de razones que persiguen la aceptabilidad universal sólo evitará que la religión sea excluida del espacio público y que la sociedad secular pierda contacto con importantes recursos de creación de sentido, si el bando secular mantiene cierta comprensión del poder de articulación de los lenguajes religiosos. La frontera entre razones seculares y religiosas es fluida. Por ello el establecimiento de esta discutida frontera debe entenderse como una tarea cooperativa que exige que ambas partes adopten en cada caso la perspectiva del otro".

Este fragmento del discurso de Habermas con motivo del premio de la paz de los libreros alemanes en octubre de 2001 es razonable y moderado. Se le reprocha que imponga obligaciones sólo a los seculares y no a los religiosos, pero casi siempre esos reproches son fruto de lecturas parciales o de decisiones previas del animoso lector.

Pero no hay que ser ingenuos. Si, por ejemplo, ponemos a prueba lo que nos dice Habermas e intentamos comprender las razones argüidas por el Vaticano o por la conferencia episcopal de un país cualquiera, perderemos de vista que no se trata de diálogo, sino de lucha o, si no queremos ponernos estupendos, de negociación. Hay que elegir bien al creyente que queremos escuchar y, antes que nada, hay que certificar su razonabilidad, a saber, la renuncia a imponer su moralidad en lo público. No está de más, además, que nos cercioremos también del nombre de su amo, si es que lo tiene, y del grado de fidelidad que este le exige.

Por ello las siguientes palabras de Napolitano son todo lo vacuas que deben ser dado el contexto:

"Sono certo che il fruttuoso dialogo esistente tra le istituzioni italiane e la Chiesa, ribadito in occasione della visita ufficiale di Sua Santità Benedetto XVI al Quirinale il 4 ottobre scorso, potrà ulteriormente intensificarsi consentendo alla comunità nazionale di affrontare le sfide del XXI secolo forte della condivisione dei principi e dei valori che sono alla base della nostra identità culturale e spirituale"

martes, 17 de febrero de 2009

Ateísmo no proselitista

"Me parece imposible hacer compatible el ateísmo con el afán misionero".

Lo escribe hoy un conocido articulista español, siguiendo así lo publicado hace poco por esta y este plumillas de relumbre. Los tres señalan que el ateísmo no debe ser proselitista, a riesgo de convertirse en la cara b de las religiones monoteístas, como dice con su chispeante prosa el señor Montano: " todo autobús ateo es, de facto, un Papamóvil".

Todo eso está muy bien y tampoco hay que ser muy listo para verlo. El problema es que el ateísmo es así, esto es, el ateísmo es proselitista por naturaleza, ya que es una denuncia de los privilegios, prerrogativas y prebendas de la religión. No es solamente la negación de la existencia de Dios, sino la denuncia de los males y perjuicios causados por esta creencia. Basta leer el pueril libro del tal Onfray. El ateísmo, en definitiva, quiere ser tan activo en lo público como las religiones.

Exigir que el ateísmo se privatice es como pedirle al Papa que celebre sus misas sentado en el inodoro.

lunes, 16 de febrero de 2009

Expresar el odio

La libertad de expresión es un buen motivo para rasgarse las vestiduras. Los propagandistas liberales acechan a cualquier amenaza a la libertad de expresión y no dudan en ponerse al lado de los afectados. Así ha sucedido con Wilders, el pirómano.

Los defensores ingenuos de la libertad de expresión dicen que todo el mundo tiene el derecho a que su voz sea oída, lo cual no es más que una ficción. También se dice que lo que dijo el individuo en cuestión era una contribución al debate público sobre la inmigración y la violencia. La excusa del debate público tiene buena prensa democrática, pero nada más. El supuesto debate público no existe más que en la teoría. Como que, por buenos motivos, no está prohibida la demagogia, hablar de debate público no es más, a fin de cuentas, que demagogia, sobre todo si lo que se pretende es insultar, provocar e incitar al odio.

Como señalan algunos y otros, hay algo irónico en que alguien que prohibiría el Corán reclame para sí la libertad de decir cualquier pavada. En todo caso, hay que decirlo de nuevo: la libertad de expresión no es ilimitada. La excusa del debate público no se puede aducir para lavarse las manos. En última instancia, los liberales deben recordar que la libertad va acompañada de responsabilidad, y de igual modo que cada uno es responsable de su suerte financiera, también lo es de sus palabras.

domingo, 15 de febrero de 2009

Verdad impúdica

Que un publicista diga que los Englaro se equivocaron con su "estrategia de comunicación" es una verdad impúdica.

"Las religiones no incitan al odio"

Con estas palabras anunció Obama las medidas de ayuda económica a las organizaciones religiosas (Faith-based initiatives) que prestan servicios sociales:

"Let us remember that there is no religion whose central tenant is hate".

Buen inicio de un discurso que niega con sus palabras lo que hace con sus actos, a saber, difuminar la separación entre Estado e iglesias. Pero no hay que insistir excesivamente en la importancia de mantener ambas instancias en departamentos estancos. La colaboración con la gente de buena voluntad puede contribuir a la salud de la sociedad. Da igual que crean en cosas absurdas, lo que cuenta es lo que hacen, el consuelo que ofrecen.

sábado, 14 de febrero de 2009

¿Quién tolera a quién?

L'Avvenire, el diario de la conferencia episcopal italiana, habla claro y se deja de eufemismos. Eso sólo se puede hacer desde el poder. En el editorial de ayer, no sólo niega los hechos (que calificó de verdugo a Beppino Englaro), sino que amenaza a La Repubblica con animar a sus fieles para que dejen de comprarla. La frase en cuestión es un ejemplo de lo que no es la caridad cristiana (sobre la que, dicho de pasada, el constitucionalista Zagrebelesky dice cosas interesantes):

"Attenti però, che cominciamo a stancarci. Che se la nausea raggiunge la soglia critica e i cat­tolici anche solo per un giorno o una settima­na rinunciano ad acquistarvi in edicola, allo­ra son dolori."

Traduzco: "Atención porque nos estamos empezando a cansar. Si el asco, la náusea, supera el umbral crítico y los católicos dejan de comprar durante un día o una semana su diario (o sea, La Repubblica), entonces habrá sufrimiento".

Es decir, se están cansando. Y si se cansan de tolerar a los otros, a los socialdemócratas o a cualquiera que discuta sus prerrogativas, pueden dejar de tolerarlos. Amenazan con movilizar a su masa social y poner en peligro el futuro de una casa editorial. No son ellos los tolerados, sino que son ellos los que toleran. Es un discurso del poder, del que hace saber que de igual modo que ha concedido el permiso, puede retirarlo. La tolerancia de que han sido objeto los no católicos es una graciosa concesión de la mayoría católica, y la magnanimidad es reversible, o sea que ¡al loro!

Este es el diálogo de la jerarquía católica.

viernes, 13 de febrero de 2009

God bless all of you on the good Earth

Parece ser que cuando el Apollo VIII entró en la órbita lunar la nochebuena de 1968, los tres miembros de la tripulación aparecieron en los televisores de una cuarta parte de los habitantes del planeta y, mientras en las pantallas se reproducía una perspectiva hasta entonces inédita de la Tierra vista desde su satélite, leyeron muy serios y afectados las diez primeras frases del libro de Génesis. Dicen que hasta ganaron un Emmy.

Su misión propagandista fue felicitada incluso por un maestro del ramo, el papa Pablo VI, del que dicen que le dijo a Borman, uno de los astronautas: "I have spent my entire life trying to say to the world what you did on Christmas Eve."

Se dirá, y de hecho se dijo, que esas palabras, las del Génesis pronunciadas por los astronautas, no pueden ser auspiciadas por una institución financiada por el Estado. Pero, puestos a pensar, ¿a alguien se le ocurre un texto mejor que ese?

Que el texto en cuestión fuera leído por individuos que habían llegado donde habían llegado gracias a la ciencia, le añade un matiz autoirónico que sin duda placerá a los refinados y que haría las delicias de Stanley Fish, por ejemplo.

Sin embargo, esta difusión masiva de las primeras palabras de la Biblia, no tuvo las consecuencias divisivas que se le atribuyen al libro de los libros. Es de suponer que la vaguedad de esas palabras se diluyó en el caldo alegórico de tantas otras cosmogonías y mitos del origen. Como si todos hubieran quedado arrobados ante la contemplación titilante de nuestra singular endeblez.

miércoles, 11 de febrero de 2009

El valor de la muerte

El valor de la vida. En su nombre, en nombre de ese valor, se acusa, se sospecha, se confabula, se persigue y se vilipendia. Eso es lo que ha hecho la iglesia católica en Italia. Basta echar una ojeada al editorial carente de toda caridad del periódico de los obispos italianos.

Hay que repetir que no es el valor de la vida lo que resulta decisivo, sino la intromisión del Estado en el espacio familiar, en las decisiones individuales. Este argumento, propio de los pseudoliberales y de los conservadores españoles, es abandonado cuando se trata de la eutanasia, de la muerte digna o de la autonomía de los enfermos. Es cierto que la coherencia no es una cosa buena en sí misma, pero también lo es que sin coherencia es difícil construir una ética congruente.

Que nadie pueda decidir sobre el valor de la vida. O mejor, que nadie decida en nuestro nombre. Que nadie decida por nosotros, como dice Mill. Por vosotros. De ahí que en relación con la muerte se requiera, ahí sí, un Estado mínimo.

lunes, 9 de febrero de 2009

Dolor privado - dolor público

En la clínica de Udine han dejado de nutrir a la Sra. Englaro, mientras algunos políticos se afanan por legislar ad hoc sobre el asunto y detener lo que la iglesia dice que es un asesinato.

En el asunto se evidencian preguntas centrales de la bioética. Preguntas que cada cual responderá siguiendo los presupuestos en los que se base su ideología. Por ejemplo, ¿está viva? Según Berlusconi, sí, pues respira y su cuerpo sigue ejecutando algunas de sus funciones automáticas. Para Peter Singer, en cambio, no está claro que podamos llamar vida a la ausencia de conciencia y de autoconciencia.

Pero esta cuestión antropológica y metafísica, demasiado metafísica, no sirve para comprender lo que está en juego. Además, si creyéramos que sólo se puede esperar un acuerdo sobre la eutanasia (activa o pasiva) cuando se haya alcanzado una respuesta consensuada sobre la vida en términos metafísicos, iríamos muy desencaminados, pues tal acuerdo no sólo no es posible sino que ni siquiera es deseable. Si existiera un acuerdo semejante, sería al precio de las libertades personales.

De ahí podríamos concluir que se trata de una cosa privada. Es lo que afirma el escritor Jonathan Franzen en una entrevista:

"Che cosa pensa dell'operato del governo italiano sul caso?
Da noi i repubblicani furono castigati per aver violato la tragedia privata di Terri Schiavo e più tardi persero le elezioni. Forse l'Italia farà lo stesso col suo governo, punendolo per quest'intrusione in una sfera che è e deve restare privata"

Lo cual se contradice con lo que publicó hace unos días Roberto Saviano:

"Rivolgendosi al diritto, combattendo all' interno delle istituzioni e con le istituzioni, chiedendo che la sentenza della Suprema Corte sia rispettata, Beppe Englaro ha fatto sì, invece, che il dolore per una figlia in coma da 17 anni, smettesse di essere un dolore privato e diventasse anche il mio, il nostro, dolore."

Lo que dice Saviano se entiende en clave personal, a saber, para él es importante que su causa sea pública, pues es una manera de defenderse, de que se haga justicia. En cambio, en el caso de los Englaro, la publicidad no protege sino que contamina, dado que el debate no es sobre justicia sino sobre moral, y ahí quien más quien menos se cree autorizado para decir cualquier cosa.

viernes, 6 de febrero de 2009

La optimista lógica de la secularización

"The right to criticise religion is being slowly doused in acid. Across the world, the small, incremental gains made by secularism – giving us the space to doubt and question and make up our own minds – are being beaten back by belligerent demands that we "respect" religion."

Esto escribe un joven periodista inglés en un artículo sobre las supuestas restricciones a la libertad de expresión que defenderían algunos fundamentalistas religiosos para verse libres de eventuales ofensas.

Interesa aquí la retórica vencedora de la secularización: "small incremental gains", "space to doubt and question", opuesta a las ácidas y "belligerent demands" de las religiones. Libre al fin de las cadenas opresivas de la religión, el hombre secular dispone de espacio para dudar, dice el joven periodista inglés.

En estas palabras no hay más que lugares comunes y retórica repetida, no son más que contribuciones ideológicas al espíritu de los tiempos, aprovechando todas las asociaciones automáticas que el lector medio vincula al concepto fetiche de "secularización".

jueves, 5 de febrero de 2009

La política de la ley natural

En una entrevista en el Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Tarcisio Bertone responde lo siguiente:

"- In questi giorni Lei si recherà nella Spagna di Zapatero...
- Sono stato invitato dalla Confe­renza episcopale a tenere una le­zione sui 60 anni della dichiara­zione dei diritti dell’uomo; al con­tempo incontrerò anche il Re di Spagna, il premier ed altri espo­nenti politici. Cercherò di spie­gare che i diritti sono una cosa se­ria, sono basati sulla legge natu­rale e non vanno scambiati con i desideri...

- Sono così difficili i rapporti tra Chiesa cattolica e il governo di Madrid?
- La volontà di dialogare è un se­gno positivo. I cattolici sono tra­dizionalmente rispettosi del po­tere politico legittimamente co­stituito. E la Chiesa è sempre di­sponibile ad una proficua colla­borazione con le autorità, all’in­segna di una sana laicità. Ovvia­mente non si può tacere se ve­diamo in qualche modo intacca­re i principi della legge naturale o la libertà della Chiesa."

Se observan dos referencias a la Ley Natural. En contra de lo que podría parecer, estas referencias no pretenden una naturalización de la ley, sino una divinización de la misma. Decir que hay una ley natural es, de una parte, un gesto, digamos, democrático, en el sentido en que cualquier puede acceder a ella, basta con rebuscar en la pureza del corazón. De otra parte, sin embargo, si al final hay que sistematizar esta misma ley, habrá que establecer un centro interpretador que ofrezca una versión definitiva, y con ello se elimina el elemento "democrático" en favor de uno jerárquico.

Hay, además, una trampa en las frases del cardenal, pues contrapone la ley natural a los deseos. Dice que no se puede cambiar esta ley natural a partir de los deseos. Pero la contraposición es falsa, pues el impulso que modifica las leyes fundamentales o que, pongamos por caso, revisa o busca nuevas justificaciones de los Derechos Humanos, no es necesariamente algo voluble, irracional, pasional o contingente. Bertone se erige en defensor del "coto vedado" señalado por Garzón Valdés, es decir, aquellos principios que deben quedar fuera de la negociación política e, incluso, de la deliberación ciudadana. Los inconvenientes de aceptar lo dicho por Bertone, que, no se olvide, es secretario de Estado del Vaticano, se resumen en uno solo: la inseguridad jurídica de estar en manos de la interpretación de la supuesta "ley natural" por parte de unos señores célibes que, además, hacen política.

martes, 3 de febrero de 2009

La iglesia es así



Esta es una versión a tamaño reducido de lo que vomita el wordle cuando se le introduce la declaración de los obispos estadounidenses Forming Consciences for Faithful Citizenship: A Call to Political Responsibility from the Catholic Bishops of the United States. Las seis palabras más utilizadas son: "human", "life", "good", "must", "always" y "evil".

martes, 27 de enero de 2009

Postrados ante Dios en el ágora


El ministro de interior italiano, Roberto Maroni, valoró la semana pasada la posibilidad de imponer una directiva dirigida a los alcaldes para que impidan las manifestaciones delante de los lugares de culto. El asunto detonó tras una manifestación a favor de Palestina a inicios de enero que finalizó con una plegaria espontánea y colectiva de musulmanes en la plaza de la catedral de Milán. (Al fin parece que tras el globo sonda enviado a la prensa la semana pasada, la directiva ha quedado abandonada, tratándose ahora "exclusivamente" de controlar con cámaras las manifestaciones.)

En caso de que se quisiera implementar semejante directiva, deberían plantearse diversas cuestiones:

-¿Es la plegaria una forma de manifestación?

- ¿Hay que pedir un permiso especial si la manifestación tiene contenido religioso (como una procesión de Semana Santa, por ejemplo)?

- ¿Hay que proteger el derecho de los católicos a no sentirse ofendidos por una plegaria islámica delante de un lugar de culto cristiano?

La cuestión de la ofensa no merece ser tomada en consideración, a pesar de las quejas de los supuestamente ofendidos. A fin de cuentas, el dios al que unos y otros rezan es el mismo, y además no hay motivos objetivos para considerar que esta ofensa o impostación de ofensa constituya un perjuicio real. Y no es un perjuicio real porque, de una parte, no existe la voluntad de ofender, y, de la otra, no es más que la manifestación pública de la fe sin mensajes negativos o en contra de nadie. Además, los católicos deben saber que su exigencia de participar en el espacio público de pleno derecho implica la ampliación de esta participación a todas las tendencias espirituales (por llamarlas de alguna manera) y, por tanto, no puede implicar ningún privilegio, más que el privilegio que tienen las religiones por ser eso, religiones.


lunes, 26 de enero de 2009

Global gag rule

George W. Bush reinstauró en 2001 una política que exigía que las ONGs que desearan recibir fondos públicos se comprometieran a "neither perform nor actively promote abortion as a method of family planning in other nations". La medida propuesta por Reagan en 1984 y posteriormente cancelada por Clinton, recibió el nombre de "Mexico City Policy" y también "global gag rule" (ley mordaza global), pues los críticos consideraron que limitaba la libertad de expresión de las organizaciones no gubernamentales.

Resulta interesante analizar las justificaciones ofrecidas por ambos, en un caso en favor, en el otro en contra:

Dijo Bush:

"It is my conviction that taxpayer funds should not be used to pay for abortions or advocate or actively promote abortion, either here or abroad."

La convicción como fuente de justificación. El individuo Bush que monopoliza al ciudadano Bush. Una ética generadora de política.

Obama dice:

"On the 36th anniversary of Roe v. Wade, we are reminded that this decision not only protects women’s health and reproductive freedom, but stands for a broader principle: that government should not intrude on our most private family matters," said the president. "I remain committed to protecting a woman’s right to choose."

¿Habla Obama en nombre de la ética o de la política? El principio de neutralidad del Estado, ¿es un principio ético? Dicen que Obama habla de valores, pero en su defensa de la privacidad no se defiende ningún valor, más que el de lo privado. Es decir, no se valora lo que cada cual pueda realizar en su privacidad, no se considera si la interrupción es una cosa buena o mala, sino simplemente algo que corresponde al ámbito de la privacidad y que, como tal, debe quedar fuera del escrutinio público.

Si nos atenemos a las conclusiones de la decisión legislativa, tan sólo observamos que abandonar la ley mordaza global amplía el arco de los beneficiarios de subvenciones y no recorta las libertades individuales, lo cual sigue en la línea liberal indicada. Frente al contenido eminentemente republicanista de su discurso inaugural, su énfasis en el pueblo americano como empresa colectiva, la liberación del aborto que probablemente promoverá su gobierno se enmarca en la lógica individualista. El reto consiste pues en casar el respeto a las libertades individuales con el esfuerzo común. Un reto que sólo se supera retóricamente.

domingo, 25 de enero de 2009

Obama y la parataxis

Lo mejor sobre el discurso de Obama lo ha escrito Stanley Fish:

"It is as if the speech, rather than being a sustained performance with a cumulative power, was a framework on which a succession of verbal ornaments were hung, and we were being invited not to move forward but to stop and ponder significances only hinted at."

sábado, 24 de enero de 2009

Católicos, ¡quitad vuestras manos de la verdad!

"Los mitos no tienen nada que ver con la verdad".

Lo escribe Michael Schermer (Por qué creemos en cosas raras, Alba). Si los mitos no tienen nada que ver con la verdad, entonces la religión tampoco. Menospreciar la religión porque no es un discurso sobre la verdad sería, entonces, no hacerle justicia. Las religiones sirven para consolarse, para unir a los ciudadanos, para reconocerse mutuamente en el respeto a unos principios, pero no tienen nada que ver con la verdad. Lo mismo se puede decir del arte, a pesar de que algunos pongan los ojos en blanco ante una obra de teatro y digan: "Cuánta verdad". No. Ni el arte, ni la religión, ni la ética tienen nada que ver con la verdad. Ya lo dijo Wittgenstein en su "Conferencia sobre ética". Excluir a la religión del ámbito de la verdad es concederle la importancia que tiene, a saber, mucha.

A pesar de que con esta terapéutica lingüística Wittgenstein pretendía dignificar la religión o los sentimientos religiosos, la iglesia católica no quiere renunciar a la verdad. Sus constantes apelaciones a la ley natural (ley de Dios) se apoyan en una teoría de la verdad como correspondencia, a saber, correspondencia entre la realidad y las leyes. Todo lector de Habermas sabe que nos ahorramos muchos problemas si no pensamos en las leyes como algo que puede ser verdad o mentira, sino como algo que puede ser correcto o incorrecto, válido o no válido, legítimo o no, pero nunca verdadero, pues verdaderas son las proposiciones sobre estados de cosas en el mundo y no las que nos conminan a actuar de determinada manera. Pero la jerarquía católica no quiere deshacerse de su monopolio de la verdad, pues, según dice, está en la Biblia y además eso nos conduciría al relativismo (sic).

En una entrevista en La Repubblica del 22 de enero, el cardenal de Turín, Poletto, dice a propósito del caso de Eluana Manglaro:

"La ley de Dios no puede nunca estar en contra del hombre. La ley de Dios está siempre a favor del hombre. Ir en contra de la ley de Dios significa ir en contra del hombre. Por ello, si las dos leyes entran en conflicto es porque la ley del hombre no es una buena ley y como tal se revelerá en sus frutos".

Cuando en un juicio se evidencia que un individuo es culpable de un delito, el proceso parte de que el hecho en cuestión por el que se enjuicia al individuo es verdadero, para lo cual son necesarias pruebas y testimonios. Pero cuando el juez dicta la sentencia, no se trata de la verdad, sino de la aplicación de una ley. Es banal, pero hay que decirlo. Las cosas cambian, empero, si uno dice, como el purpurado:

"Io non giudico, solo Dio giudica".

Curiosa forma de lavarse las manos.

viernes, 23 de enero de 2009

República y religión

Obama es un demócrata creyente, lo cual en otra época era más raro. Ahora, sin embargo, todos los candidatos, si es que desean tener algún éxito, deben ser creyentes. Se ha escrito mucho sobre la religión civil en los EEUU y sobre la ceremonia presidencial en la que abundaron los símbolos religiosos. Parece ser que una asociación de ateos estadounidenses ha puesto una demanda exigiendo la desaparición de toda referencia religiosa en las ceremonias de "coronación" presidencial, pero lo único que han conseguido es la inclusiva alusión de Obama a los no creyentes como miembros de pleno derecho de la ciudadanía americana.

La pregunta que naturalmente surge es si la confesionalización de una ceremonia del Estado atenta contra la laicidad. En primer lugar hay que decir que el término "laicidad" no existe en inglés. Eso no impide que los EEUU sea un país laico, tal vez aquel cuyas instituciones sean las más laicas, como se evidencia en la primera enmienda y en la constante atención jurídica a la separación Estado-iglesias, que es la manera en que se entiende ahí la laicidad.

La pregunta debe ser, entonces, si la plegaria pública con motivo de la coronación de Obama (y de casi todos presidentes anteriores) supone una vulneración del muro que debe separar al Estado de las iglesias, como quería Jefferson. ¿Qué hace la mano izquierda del presidente sobre la Biblia? ¿Y qué hace su mujer sosteniéndosela? ¿Qué hace el presidente electo con la cabeza inclinada mientras escucha el padrenuestro? Pues no hacen nada más que religarse con la nación, con el pueblo. Es un acto conservador que une a la comunidad y le da sostén. En 1825, John Quincy Adams utilizó un volumen de derecho constitucional, algo mucho más acorde con el principio de separación pero menos aglutinador. Una nación fuerte necesita una argamasa que la mantenga cohesionada. Paseamos por Francia y vemos por todas partes los tres conceptos y los tres colores de la bandera, los alemanes tienen una cultura común, otros una selección nacional. Y ahí donde falta un cemento unificador, pues así estamos, desunidos y disgregados. Y es que el patriotismo constitucional al fin y al cabo sólo resulta convincente en las aulas universitarias o cuando lo manipula la derecha.

Se dirá que esa masa humana humillada en oración en Washington es un ejemplo de idolatría e ignorancia. Pero los liberales que se ríen de la ignorancia ajena no parecen darse cuenta de que las repúblicas fuertes necesitan ritos como ese, necesitan saber que el vecino también teme el juicio final y por eso se comporta con cierta dignidad.

lunes, 19 de enero de 2009

Desprivatizar el ateísmo

La campaña de propaganda atea en los autobuses no ha encontrado facilidades en Italia. Informa la prensa italiana que la empresa publicitaria que debía gestionar el asunto en los buses de Génova se ha retirado porque “contravviene agli articoli 10 e 46 del codice di autodisciplina pubblicitaria” perchè “lesivo delle convinzionni religiose delle persone”.

Lo llaman “autodisciplina” y tal vez deberían decir “autocensura”. Pero, ¿qué hay de malo en la autocensura? ¿Acaso no somos más felices si nos comportamos hipócritamente? En todo caso, el contexto italiano es el que es, y los publicitarios saben en qué campo y qué pasta juegan.

Otra cosa son las declaraciones del jefe de la CEI (la conferencia episcopal italiana): “La questione di Dio è estremamente seria, importante, decisiva per ciascuno e ognuno sicuramente se la pone prima o dopo nel cammino della vita - dice Bagnasco - Una questione che bisogna affrontare anche nelle forme più aderenti, più adeguate, più serie e senza abbandonarsi ad altre espressioni più pubblicitarie che mi sembrano in questo caso una ferita alla sensibilità religiosa di tanta gente e non soltanto cattolici”.

Si la cuestión es tan importante, entonces ¿por qué no debatirla en público? Aunque, tal vez, hablar de debate en este caso es ser demasiado caritativos con las finalidades que persiguen Dawkins & co. Pero, sea o no un debate, las cosas importantes no se pueden dejar en casa. Si la desecularización diagnosticada por los sociólogos es real, si la desprivatización de las religiones está legitimada no sólo por el espíritu de los tiempos, sino también porque es una reivindicación justa, entonces se debe aceptar que se desprivatice también el ateísmo.

viernes, 16 de enero de 2009

jueves, 15 de enero de 2009

Dígame: ¿viviré eternamente?

El Pew Forum ofrece periódicamente los resultados de los más variopintos estudios sociológicos sobre religión en los EEUU. Uno reciente destaca que "most Americans who are affiliated with a religion continue to adopt a non-exclusivist approach to faith", es decir, que la mayor parte de los creyentes creen que su religión no es la única que conduce a la salvación.


Los creyentes en su mayoría se han vuelto razonables, es decir, reconocen que conviven con otras personas que no son completamente despreciables, que sostienen creencias que también pueden conducirles a la salvación. La verdad (pues sólo la verdad puede salvarnos) no es monopolio de nadie en concreto, sino que se encarna en diversas formas. Algunas religiones llegan incluso a atribuir a la providencia divina que existan diversas formas de expresión religiosa para atender las necesidades espirituales diversas presentes en una sociedad caracterizada por el pluralismo.

Desde un punto de vista exclusivamente científico la pregunta que se propone a los ciudadanos es absurda, pero la democracia tiene estas cosas, a saber, que los ciudadanos son soberanos, de ahí que se importante saber en qué consisten sus (absurdas o no) creencias. Sea como sea, tan absurdas no son, pues tal y como demuestra el estudio, casi todas las confesiones han abandonado (si es que alguna vez la tuvieron) la pretensión de imperar a costa de los otros. Coexistencia pacífica, tolerancia, renuncia a la exclusividad.

La lástima es que, como se ve en el siguiente gráfico (en su parte inferior), los creyentes (con excepción de los católicos blancos no latinos, sic) no creen que los ateos se vayan a salvar, lo cual explica su insistencia en convertirlos y en hacer de ellos hombres de una pieza, hombres que vivirán eternamente. Pobres ateos, piensan, no se salvarán. A lo que los ateos contestan con una sonrisa, pues justamente eso, salvarse, es lo que ellos creen hacer cuando deciden renunciar a la salvación eterna. Pero, bien mirado, no se entienden que los creyentes no sean más compasivos con los ateos, que no son más que ejemplos vivos de la pobreza de espíritu que, como es sabido, es el salvoconducto directo para la salvación.

martes, 13 de enero de 2009

Demasiada propaganda

Breve reportaje sobre el autobús con propaganda atea:

Salen los reporteros a las Ramblas y entrevistan a diversas personas, y todas muestran su disconformidad con el mensaje y la propaganda. Cabe pensar que como cata sociológica, no resulta muy científica, pero tiene valor documental.

Aquí transcribo lo que dicen:

- Bueno, cada cual tiene su opinión, ¿no?
- Desde luego, está muy mal hecho. Cada uno puede pensar como quiera, pero no con esa exageración y ese fanatismo.
- Eso no tendría que ponerlo, porque yo creo que hay algo.
- No lo he visto y cuando lo vea volveré la cabeza para no verlo.
- Eso es absurdo. Es absurdo que escriban esas cosas.
- Las montañas, ¿quién las hizo? Un ser superior al hombre. El hombre es un destructor, no es un constructor.

En el reportaje se dice también que el bus salió más tarde de lo previsto, porque el conductor que le correspondía se negó a conducirlo. Un caso de objeción de conciencia que sería interesante ver en los tribunales, pero que, afortunadamente y como suele suceder con la mayoría de pequeñas desavenencias provocadas por sentimientos religiosos ofendidos en el lugar de trabajo, se debe de haber resuelto modificando un plan de ruta y sin acudir a otras instancias.

El portavoz de la asociación (Asociación de ateos y librepensadores) que ha financiado la propaganda, dice:
- Difrutemos de la vida, porque además, para nosotros, no hay otra cosa.

Y, para acabar, Miró i Ardèvol también toma la palabra:
-Dios es una fuente de felicidad, cuando estás abandonado siempre puedes contar con Él.

Los periodistas le han hecho un buen favor a los ateos que, sin duda, han conseguido mucha mayor difusión gracias a ellos que a la campaña del autobús. En realidad, cabe pensar que todo el asunto ha sido inflado por la maquinaria periodística que está buscando hombres que muerdan a perros ahí donde no hay ni hombres ni perros. Tal vez existan desacuerdos entre las personas sobre estos asuntos, pero no se puede hablar de conflicto, pues la mayoría se resuelven con adaptaciones laborales o acomodaciones recíprocas que no trascienden a los afectados.

Pero, ya puestos, uno se puede preguntar si los autobuses que, digo yo, son de propiedad estatal, pueden o no exhibir propaganda religiosa. El mandato de aconfesionalidad del Estado tal vez debería mantenerlo al margen del mercado de las religiones, garantizando exclusivamente que los contratos religiosos se cumplan y que todo el que entre en una asociación religiosa conserve el derecho a salir de ella. Sea cual sea la alternativa, se pone de manifiesto que, como decía hace dos días, el muro de separación entre iglesias y Estado es poroso: si se permite que se exhiba propaganda religiosa (o antirreligiosa, que es lo mismo) se da una forma de laicidad positiva pero se respeta la lógica del mercado de las religiones, pues se las trata como cualquier otro producto de mercado. En cambio, si se prohíbe la exhibición de propaganda religiosa en los medios de transporte de propiedad pública, se da un trato discriminatorio a las religiones y, además, se contradice el mandato de neutralidad laica, pues el Estado debe reconocer qué es religioso y qué no lo es cuando se trata de permitir o no la propaganda.

Está claro que la solución más sensata es permitir que cada cual haga propaganda de las idioteces que le parezcan más interesantes, y que sean los consumidores de creencias los que elijan qué espiritualidad más les conviene para hacer frente, por ejemplo, a la crisis de los cuarenta.

El ateísmo y el temor de Dios

"Yo creo que una fe indudablemente da algo más en términos de esperanza o de ilusión, pero también da algo menos, porque yo creo que la lucidez y la conciencia de la finitud, del desencanto, permite vivir con una pasión y una responsabilidad aumentadas las vicisitudes de nuestra pequeña y única vida".

(Joseph Ratzinger, Paolo Flores d'Arcais, ¿Dios existe?, Espasa, 2008, p. 40).

Estas palabras de Paolo Flores d'Arcais en diálogo con el Cardenal Ratzinger serán suscritas por muchos de los arrogantes ateos que cada vez hablan con voz más alta y clara. D'Arcais señala lo que se pierde con la creencia, los prejuicios de creer en una cosa que no existe, de poner la esperanza en una mentira, y lo que se gana con el sano ateísmo: lucidez, conciencia de la finitud, mayor responsabilidad.

El ateísmo, así pues, no sólo sería más verdadero, sino que haría a los hombres más responsables, más realistas, menos proclives a dejar en manos de la providencia su futuro y el de sus congéneres. Este razonamiento choca con el de Ratzinger en las mismas páginas, para quien el cristianismo, a diferencia de la filosofía, no se limita a lo teórico, sino que desarrolla su papel más importante en la praxis. El cristianismo ofrece una forma de vida y esa sería su superioridad en relación con la filosofía.

Está claro que si el ateísmo no tuviera ventajas sobre la fe cristiana, sería absurdo suscribirlo. Pero, ¿por qué no decir que sus ventajas radican en el vértigo de la nada que vendrá después de la muerte? ¿En el horror de saber que el sentido depende exclusivamente de nosotros y de nuestros actos? ¿En la infinitud de la libertad? Pero estas preguntas presuponen que los ateos, igual que los temerosos de Dios, tienen inquietudes espirituales y miedo de que nadie los quiera. Lo cual no es demasiado suponer.

lunes, 12 de enero de 2009

"Manifiesto por la laicidad": el improbable muro de separación

No ha tenido mucho eco este manifiesto de Redes Cristianas, un colectivo formado por "147 grupos, comunidades y movimientos católicos de base del Estado español".

Se pueden destacar dos fragmentos.

El incial:

"Redes Cristianas, desde su doble pertenencia a la comunidad cristianocatólica y a la sociedad civil, apuesta decididamente por la independencia, respeto y colaboración entre estos dos ámbitos y aboga por un Estado laico que supere el actual confesionalismo encubierto y por una Iglesia inspirada sólo por el Evangelio y no sometida a ningún tutelaje del Estado."

"Independencia", "respeto" y "colaboración" deben regir las relaciones entre la comunidad cristianocatólica y la sociedad civil. Propone que el ámbito de actuación de la religión, o sea, el ámbito de influencia de las iglesias quede confinado a la sociedad y no escale un peldaño más hacia la política. La sociedad civil puede ser entendida como el espacio deliberativo en el que los discursos son sometidos a diversos filtrados hasta poder ser considerados buenos candidatos para actuar como justificaciones de las leyes que escribe el legislador. Lo religioso no puede actuar como justificación, de modo que las iglesias no serán políticas en la sociedad, deben ser, antes bien, evangélicas, amorosas, solidarias y atentas a los destinos de los pobres.

La laicidad que afirman es la de Jefferson, la del "wall of separation between church and state", que no permita ni el confesionalismo de Estado ni el control estatal de las confesiones. Este segundo extremo, "proteger a la religión de la política" es el que menos énfasis encuentra en el manifiesto, basta leer su exigencia de que "el funcionamiento democrático interno, la participación de las bases y la transparencia sean criterios a tener en cuenta por parte del Estado a la hora de establecer marcos de colaboración con las entidades sociales." Exigencia que tal vez sea razonable, pero que en cualquiera de los casos supone un control estatal de las religiones, un filtro, o mejor, un boquete en el muro entre religión y Estado que, como toda persona bien informada sabe, no puede ser impermeable. (Está claro que el otro par, a saber, "proteger a la política de la religión" está bien subrayado por el manifiesto, que señala los privilegios infundados de la iglesia católica como error a corregir. Algo en lo que están de acuerdo muchos cristianos y que demuestra el poder de su ideal, que los empuja a amar aquello que puede ser fuente de su destrucción apoyándose en el mensaje evangélico y su mandato de caridad.)

Las leyes deben ser laicas y lo religioso no tiene ahí lugar. Como dice el otro fragmento:

"Abogamos por mantener la autonomía de la ética en una sociedad laica en todos los ámbitos propios de una sociedad secular (en el tejido social, político, productivo, cultural, científico…), sin necesidad de acudir a motivaciones religiosas para legitimarla. Y, en consecuencia, denunciamos las presiones de la jerarquía católica para imponer su moral sobre la ética pública."

"Autonomía de la ética". Sorprendente expresión que en la frase se contrapone a las "motivaciones religiosas", de lo que cabe concluir que la ética se independiza de lo religioso. Una ética sin fundamentos religiosos es ciertamente posible, pero vamos muy descaminados si queremos decir con ello que el sermón de la montaña no está tan bien ni es tan importante. No sólo hay una raíz religiosa en gran parte de nuestras intuiciones morales básicas (extremo que supongo que no necesita ulteriores justificaciones), sino que también hay que pensar en las cargas extra de tolerancia que deberán soportar los que vean sus vidas en términos tan usuales y extendidos como los de millones de cristianos en el mundo. Tal vez eso sea lo más justo, pero una laicidad entendida en términos tan poco moderados es siempre una laicidad de control estatal de las religiones, lo cual, tal y como está el panorama, sólo puede ser programa político para los resentidos y los turistas del ideal.