miércoles, 15 de abril de 2009

Proteger de la religión al Estado (y a los ciudadanos)

Presentación del libro La laïcitat de Àlex Seglers ayer en "La casa del libro". Los que lo acompañan en la mesa glosan la importancia de la religión como fuente de sentido que puede ser aprovechada por el resto de la sociedad. Hablan de laicidad colaborativa, positiva, de las libertades religiosas, y todo resulta de lo más obvio. De acuerdo. Pero la laicidad sirve también para protegernos de los afanes proselitistas mal entendidos y de las ansias de poder eclesiales.

Al salir el amigo L., de un pequeño pueblo en el interior argentino, me comenta que desde hace unos meses las homilías son retransmitidas por altavoces que escuchan todos los vecinos. Homilías en la plaza pública. La cerveza del domingo en la plaza del pueblo se toma ahora con las admoniciones procedentes del púlpito. Minaretes católicos. Y todo con patente de corso constitucional:

Art. 2 de la Constitución Argentina

"El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano."

1 comentario:

Mosè dijo...

Creo que el problema entre libertad religiosa y laicidad del Estado sea muy dificil.

Ha habido recienmente un caso a Suiza donde una alumna de fe aventista ha podido posticipar los examenes de Estado al final del Bachillerado porque estos estaban previstos también el sabado, día que para su confesión es sagrado.
Esto yo lo veo como una clara amenaza a la laicidad y igualdad del Estado como organo común de gestión de los recursos básicos (educación, agua, sanidad, protección, trasportos públicos,...), pero, hablando con el abogado que la ha defendida hasta la máxima istancia giuridica nacional, él me comentaba: la libertad religiosa en este pais está bien sólo cuando no garantiza los derechos de practicar la fe.

O sea, la laicidad del Estado está totalmente contraria a los practicantes, porqué su ley para proteger las religiones está hecha y pensada por los laicos.

Dicho esto, creo personalmente que la libertad de expresión es un derecho que no se puede perder. Y si la satira y la comicidad se convierten en ofensivas, es sólo porque el hombre no es un animal "politicaly correct".
No se puede revendicar la libertad de expresión y el respeto, porque, malauguradamente, estos muchas veces entran en conflicto.
Como decía bien un cómico italiano, Daniele Luttazzi (que consigue salir en la tele una vez cada sei-siete años por culpa de la censura): "la satira informa, deforma e fa quel cazzo che le pare" (la sátira informa, deforma y hace lo que le da la gana)

Este debate está bastante parecido al abierto por los que pretenden que internet sea "limpiado" de páginas porno, páginas violentas, ...
Internet es un especho de la humanidad, como en está hay "buenos" y "malos", en la red habrán páginas moralmente aceptables y páginas intolerables.

Creo que si no se acepta el riesgo no conseguiremos siguir, porque, como decía Nietzsche, si no entro en la oscuridad más profunda no podré conocer la luz más fuerte.
Lo que se trata es siguir adelante, y si las religiones (como es obvio) intentarán bloquearnos, pues, combater las religiones. Es muy raro que hoy en día el capitalismo, en su forma más arcaica de dominación "aristocratica" de las clases más altas de los paises más desarollados busque un aliado en las religiones, que tendrían que ser uno de sus enemigos naturales.

Ya acabo aquí.

Mosè