viernes, 4 de enero de 2008

El viaje espiritual de Barack Obama

Hace más de un año, Barack Obama se declaró sobre sus convicciones religiosas, siguiendo la tradición de su país.

That night, before I went to bed, I said a prayer of my own”.

Que quede claro, para empezar, que el candidato a la presidencia Obama tiene un dios al que rezar por las noches, cuando siente la necesidad de consuelo, y que eso es una suerte que, según él, no tuvo su madre.

Each day, it seems, thousands of Americans are going about their daily rounds--dropping off the kids at school, driving to the office, flying to a business meeting, shopping at the mall, trying to stay on their diets--and coming to the realization that something is missing. They are deciding that their work, their possessions, their diversions, their sheer busyness are not enough. They want a sense of purpose, a narrative arc to their lives, something that will relieve a chronic loneliness or lift them above the exhausting, relentless toll of daily life. They need an assurance that somebody out there cares about them, is listening to them--that they are not just destined to travel down a long highway toward nothingness.

Lo mismo que decía Sarkozy el otro día: que la gente no tiene bastante con consumir, sino que necesitan también alimento espiritual, en la forma de un ente superior out there que les escuche. Esta afirmación en boca de un político que aspira a tener responsabilidades ejecutivas supone un compromiso con una forma de laicidad positiva. Lo cual en los eeuu no ha lugar, pues como reza la Primera Enmienda, el gobierno no debe intervenir en el mercado espiritual. Es cierto que existen formas de intervención, como los beneficios fiscales positivados en el artículo 501(c)(3) del Internal Revenue Code, pero están muy lejos de constituir formas de subvención estatales como las que se dan en España o en los países escandinavos. Sin embargo, el poder de los interlocutores cristianos en la Casa Blanca es sin duda una forma muy poderosa e informal de controlar religiosamente el orden del día político o la agenda, como dicen ahí.

It was because of these newfound understandings--that religious commitment did not require me to suspend critical thinking, disengage from the battle for economic and social justice, or otherwise retreat from the world that I knew and loved--that I was finally able to walk down the aisle of Trinity United Church of Christ one day and be baptized. It came about as a choice and not an epiphany; the questions I had did not magically disappear.

Obama, por tanto, llega a la conversión mediante la razón y la elección. Frente a la religión como vínculo tradicional que nos pasamos de padres a hijos, Obama (al igual que los cristianos renacidos) la entiende más bien como un club privado, al que uno se puede afiliar si responde a sus necesidades. Es el mercado del espíritu, en el que incluso hay una especie de defensor del consumidor que nos garantiza que podamos salir del club con las misma facilidad con que hemos entrado, algo así como lograr cambiar de operador telefónico.

Those of us in public office may try to avoid the conversation about religious values altogether, fearful of offending anyone and claiming that--regardless of our personal beliefs--constitutional principles tie our hands on issues like abortion or school prayer. Such strategies of avoidance may work […]. But over the long haul, I think we make a mistake when we fail to acknowledge the power of faith in the lives of the American people, and so avoid joining a serious debate about how to reconcile faith with our modern, pluralistic democracy.

Leemos en Rawls, en El liberalismo político, que los cargos públicos deben aplicar un “method of avoidance” en sus discursos, es decir, deben evitar tratar los asuntos sobre los que no es posible alcanzar un acuerdo, como, por ejemplo, los asuntos religiosos, cuando se trata de lograr un consenso básico sobre el que fundar la coexistencia social. Pero, cuando la sociedad tiene un espesor religioso, entonces los que optan a cargos políticos no pueden obviarlos, de modo que el higiénico método de evitación resulta contraproducente si se quiere ejercer un cargo, siendo por tanto lo más rentable, en términos estratégicos, la impregnación religiosa del discurso político.

What our deliberative, pluralistic democracy demands is that the religiously motivated translate their concerns into universal, rather than religion-specific, values. It requires that their proposals must be subject to argument and amenable to reason. If I am opposed to abortion for religious reasons and seek to pass a law banning the practice, I cannot simply point to the teachings of my church or invoke God's will and expect that argument to carry the day. If I want others to listen to me, then I have to explain why abortion violates some principle that is accessible to people of all faiths, including those with no faith at all.

Pero las contribuciones “religiosas” al debate público deben ser traducidas, y ahí encontramos de nuevo las tesis de Rawls e incluso las de Rorty en un interesante artículo (“Religion in the Public Square”) que publicó en el Journal of Religious Ethics (31.1, 2003). Lo que proponen ambos autores es una traducción de los contenidos religiosos al lenguaje de las razones, entendido este lenguaje como el que “es accesible para personas de todas las fes, incluyendo a los que no tienen ninguna fe”. Es de suponer que una aplicación estricta de esta restricción debería conllevar la desaparición de cualquier referencia a dios en las discusiones, sustituyendo todas las alusiones a las verdades reveladas, por principios que no se explican exclusivamente por su origen cristiano. Para eso están los Derechos Humanos que pueden ser ofrecidos como argumentos sin tener que aclarar cuál es su procedencia ni en qué se fundamentan, recayendo la carga de la prueba en aquellos que los cuestionan. Pero no todo el mundo tiene orejas para oírlos.

More fundamentally, the discomfort of some progressives with any hint of religiosity has often inhibited us from effectively addressing issues in moral terms. Some of the problem is rhetorical: Scrub language of all religious content and we forfeit the imagery and terminology through which millions of Americans understand both their personal morality and social justice. Imagine Lincoln's Second Inaugural Address without reference to "the judgments of the Lord," or King's "I Have a Dream" speech without reference to "all of God's children." Their summoning of a higher truth helped inspire what had seemed impossible and move the nation to embrace a common destiny. Of course organized religion doesn't have a monopoly on virtue, and one not need be religious to make moral claims or appeal to a common good. But we should not avoid making such claims or appeals--or abandon any reference to our rich religious traditions--in order to avoid giving offense. To begin with, it's bad politics. There are a whole lot of religious people in America, including the majority of Democrats. When we abandon the field of religious discourse--when we ignore the debate about what it means to be a good Christian or Muslim or Jew; when we discuss religion only in the negative sense of where or how it should not be practiced, rather than in the positive sense of what it tells us about our obligations toward one another; when we shy away from religious venues and religious broadcasts because we assume that we will be unwelcome--others will fill the vacuum. And those who do are likely to be those with the most insular views of faith, or who cynically use religion to justify partisan ends.”

Esta parte es más compleja y supone una vuelta más de tuerca en el encaje de bolillos que es todo el discurso: evitar ofender a los creyentes u ofenderlos sólo un poco para conservar el filón de sus votantes potenciales entre los demócratas. Para lograr esto le basta con señalar el uso habitual en los eeuu del lenguaje religioso como transmisor de ideales morales y políticos. Es relevante que los ejemplos utilizados, Lincoln y King, pueden ser reconstruidos en términos no exclusivamente religiosos, con ayuda de los dos primeros artículos de la Declaración de los Derechos Humanos. Esto es, es relevante que ponga estos ejemplos, porque algunos otros más controvertidos no se dejarían reconstruir en términos exclusivamente no religiosos. El amor al prójimo se puede traducir como la no discriminación, en este caso que es el de Lincoln y el de King, es posible la traducción, incluso se puede decir que el lenguaje de la no discriminación es en este caso deudor de la tradición cristiana. El asunto es distinto cuando se habla del aborto o de la eutanasia. Ahí, la traducción es más compleja, pues ya no se traducen ideas, sino jerarquías entre derechos (derecho a elegir vs. derecho / deber a la vida). Ahí no encontrará Obama ejemplos, no es extraño pues que no los busque.

Si evitamos la religión, perdemos su potencial metafórico y pasamos a jugar con unas armas peores que el enemigo, tenemos que utilizar circunloquios y justificar cada una de nuestras sentencias, con lo que el candidato va desaventajado ya en la carrera por el cargo en tanto que ha dejado en manos de los teócratas un instrumento de persuasión para el que los estadounidenses parecen tener orejas.

El final del discurso (que no vale la pena transcribir) es una horterada babosa, que viene a confirmar que cualquier intento de analizar, aunque sólo sea de pasada como aquí, su contenido político (así como el de cualquier otro discurso pensado sobre todo para crear “sensaciones” en los eventuales electores), es vano, por decirlo suavemente. Casi se podría decir que es una inmensa pérdida de tiempo. Usando la terminología de Harry Frankfurt, es como intentar encontrar algo comestible en una mierda de toro. Sólo lo haríamos si estuviéramos muy hambrientos. Y eso que ya he desayunado.

(Me disculpo por las larguísimas citas)

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante blog.

yo tampoco estoy muy seguro de estar a favor de la eugenesia genética, en parte de acuerdo con el primer argumento de Habermas, pero sobre todo por una cuestión de prioridades y equilibrio social-quiero decir, anti-elitista, que hoy por hoy es lo que me parece la dicha eugenesia (practicada a su modo por Esparta, pero no Atenas)

con esto pasa como con los jesuitas, su método es bueno, pero acaso inaplicable por contradictio in terminis

sobre Obama, me alegro de que haya ganado hoy, aunque no me acabo de fiar de su política exterior, y su cripto-clintonismo. veremos si es capaz de deshacerse del clintonismo y de aportar cosas nuevas, algunas duras, que requieren estos tiempos, sobre todo en política exterior.

en política interior, los dems dominan las cámaras y cualquier presidente dem haría más o menos lo mismo

me gusta la retórica Obama. a pesar de ser dem. es sincero. mejor que la sra. clinto, supernany guerrera en política exterior pero al modo de su marido, compensando con una política interior tb de pacotilla.

tiene usted que leerse "la audacia de la esperanza" y hacernos una reseña.

eso sí, que Obama tome nota de cómo la progresía (mal entendida, pero es que hoy toda la es) está acabando con la esperanza en la educación, creando elites y más elites que piensan que les cabe el mundo en la palma de su mano.
hurra por Barack, sea lo que sea!