La campaña de propaganda atea en los autobuses no ha encontrado facilidades en Italia. Informa la prensa italiana que la empresa publicitaria que debía gestionar el asunto en los buses de Génova se ha retirado porque “contravviene agli articoli 10 e 46 del codice di autodisciplina pubblicitaria” perchè “lesivo delle convinzionni religiose delle persone”.
Lo llaman “autodisciplina” y tal vez deberían decir “autocensura”. Pero, ¿qué hay de malo en la autocensura? ¿Acaso no somos más felices si nos comportamos hipócritamente? En todo caso, el contexto italiano es el que es, y los publicitarios saben en qué campo y qué pasta juegan.
Otra cosa son las declaraciones del jefe de la CEI (la conferencia episcopal italiana): “La questione di Dio è estremamente seria, importante, decisiva per ciascuno e ognuno sicuramente se la pone prima o dopo nel cammino della vita - dice Bagnasco - Una questione che bisogna affrontare anche nelle forme più aderenti, più adeguate, più serie e senza abbandonarsi ad altre espressioni più pubblicitarie che mi sembrano in questo caso una ferita alla sensibilità religiosa di tanta gente e non soltanto cattolici”.
Si la cuestión es tan importante, entonces ¿por qué no debatirla en público? Aunque, tal vez, hablar de debate en este caso es ser demasiado caritativos con las finalidades que persiguen Dawkins & co. Pero, sea o no un debate, las cosas importantes no se pueden dejar en casa. Si la desecularización diagnosticada por los sociólogos es real, si la desprivatización de las religiones está legitimada no sólo por el espíritu de los tiempos, sino también porque es una reivindicación justa, entonces se debe aceptar que se desprivatice también el ateísmo.
lunes, 19 de enero de 2009
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1 comentario:
puff hay que tomar en cuenta que en Italia es más difícil la cosa: ahí tienen al enemigo en casa
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