"La búsqueda de razones que persiguen la aceptabilidad universal sólo evitará que la religión sea excluida del espacio público y que la sociedad secular pierda contacto con importantes recursos de creación de sentido, si el bando secular mantiene cierta comprensión del poder de articulación de los lenguajes religiosos. La frontera entre razones seculares y religiosas es fluida. Por ello el establecimiento de esta discutida frontera debe entenderse como una tarea cooperativa que exige que ambas partes adopten en cada caso la perspectiva del otro".
Este fragmento del discurso de Habermas con motivo del premio de la paz de los libreros alemanes en octubre de 2001 es razonable y moderado. Se le reprocha que imponga obligaciones sólo a los seculares y no a los religiosos, pero casi siempre esos reproches son fruto de lecturas parciales o de decisiones previas del animoso lector.
Pero no hay que ser ingenuos. Si, por ejemplo, ponemos a prueba lo que nos dice Habermas e intentamos comprender las razones argüidas por el Vaticano o por la conferencia episcopal de un país cualquiera, perderemos de vista que no se trata de diálogo, sino de lucha o, si no queremos ponernos estupendos, de negociación. Hay que elegir bien al creyente que queremos escuchar y, antes que nada, hay que certificar su razonabilidad, a saber, la renuncia a imponer su moralidad en lo público. No está de más, además, que nos cercioremos también del nombre de su amo, si es que lo tiene, y del grado de fidelidad que este le exige.
Por ello las siguientes palabras de Napolitano son todo lo vacuas que deben ser dado el contexto:
"Sono certo che il fruttuoso dialogo esistente tra le istituzioni italiane e la Chiesa, ribadito in occasione della visita ufficiale di Sua Santità Benedetto XVI al Quirinale il 4 ottobre scorso, potrà ulteriormente intensificarsi consentendo alla comunità nazionale di affrontare le sfide del XXI secolo forte della condivisione dei principi e dei valori che sono alla base della nostra identità culturale e spirituale"
miércoles, 18 de febrero de 2009
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