En este vídeo de John Edwards se pone de manifiesto la importancia de la hipocresía que necesitan los políticos para ejercer su cargo en las democracias constitucionales liberales. Se le pregunta al candidato si sus convicciones religiosas constituyen una base suficiente para oponerse a determinadas decisiones políticas, en este caso, al matrimonio entre personas del mismo sexo o gay marriage. Su respuesta:
“Si se me pregunta si apoyo el matrimonio entre personas del mismo sexo, debo responder honestamente que no. Pero, creo que es absolutamente malo que como presidente de los eeuu use mi religión como base para negar a nadie sus derechos, y no pienso hacerlo cuando sea presidente.”
Esta afirmación se halla en concordancia con la exigencia rawsliana de que los representantes políticos en el ejercicio de su cargo sepan distinguir entre lo que rige en su fuero interno y lo que es susceptible de concitar acuerdo público. En esto consiste ser una persona razonable.
Si las cosas están así, entonces ¿a qué viene que nos digan lo que realmente piensan? Si no piensan actuar en consonancia con sus convicciones “íntimas”, entonces ¿por qué declararlas? ¿Por qué no se callan?
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