viernes, 8 de enero de 2010

Espacio público no identitario

Algunos se muestran favorables a la prohibición de la burka en el espacio público, como se propone en Francia. Lo consideran un signo de violencia: "No es un símbolo de la violencia. es la violencia misma. De la que es perfectamente legítimo defenderse". Parece entonces que la ley que prohíbe que alguien vaya completamente tapado por la calle, que oculte el rostro en el que centramos la identidad, es una amenaza de la que hay que defenderse. No está claro, sin embargo, de qué tipo de amenaza o violencia estamos hablando: ¿la que se hace contra las mujeres que se ven presuntamente obligadas a llevar esa prenda o la que se puede ejercer cuando no se va a cara descubierta? Dicho en otras palabras: ¿es una cuestión de seguridad o de libertad religiosa?

Los expertos en derecho eclesiástico y también los representantes de las grandes religiones quisieran que se tratara de una cuestión de libertad religiosa, como si el núcleo de toda limitación de las libertades individuales debiera ser enfocada desde la perspectiva de los que ven limitada su libertad justamente a causa de su religión. Destaca el hecho de que la cuestión se ha planteado en el seno de un debate sobre la identidad nacional francesa, debate que se ha centrado en gran parte en la inmigración con todo el revuelo de imaginarios o espacios mentales que se dan en estos casos. El espacio público de la república no puede ser objeto de dominaciones ilegítimas, a él los ciudadanos deben poder acudir sin que se den limitaciones a su libertad; y en el caso de que crean acudir libremente cubiertos, entonces habrá que enseñarles que eso no es un acto libre o, más aún, que ese acto atenta contra la libertad de los demás y, por añadidura, con la del propio espacio público.

Identidad y espacio público: se diría que son palabras antitéticas. Ni identidades individuales o comunitarias, ni una identidad compartida. Ciudadanos que discuten libremente, que aceptan unas reglas previas, y que viven sin preocupación alguna en el anonimato de las caras descubiertas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Cuando se es huésped en un país,no implica adquirir derechos de imponer costumbres propias,si es que éstas causan que el medio anfitrión, se sienta amenazado en cualquier forma.Y si no les gusta que se aguanten,o que vayan a donde puedan ejercer sus hábitos y tradiciones con la aceptación de la comunidad.