jueves, 10 de abril de 2008

Café Liberté, 55 Boulevard Voltaire


Los paletos como yo sólo hacemos fotos cuando salimos de viaje. De París puedo enseñar esta consecuencia indeseada e indeseablemente antiestética de la amenaza terrorista: las papeleras transparentes que, cual condones gigantes, puntean las aceras de esta, por otra parte, bella ciudad.

Esta papelera, concretamente, se halla en la esquina del Café Liberté, en el Boulevard Voltaire,
un bar español en donde se reúnen algunos españolitos a ver el futbol. El lugar en cuestión es una auténtica afrenta para los monoteístas del futbol que no conciben que en un mismo local se hallen las banderas del Barça, del equipo blanco y de todos los clubes españoles. Los monoteístas que, como su nombre dice, ya no toman café, y que están habituados a ver los partidos rodeados de acólitos de la misma fe, bien sea en el estadio, en el bar o en casa, ven tensada hasta el límite su capacidad de tolerancia cuando entran en templos politeístas como el Café Liberté. En el local suele haber gente de todas partes de España que, por lo menos ayer, parecían contentos de que ganara el Barça. Probablemente muchos querían que ganara el Barça, como al final sucedió gracias a los hados africanos, y lo querían porque lo consideran un equipo español, en el que juegan españoles, como el Liverpool.

Pero, la verdad sea dicha, cualquier observación que vincule el fútbol y la política nacionalista es una antigualla que más vale que vayamos enterrando. Aunque sólo sea para tapar las vergüenzas de esta joven democracia que nos ha tocado levantar. ¡Ánimo, españolitos, ayúdenme a empujar!

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