miércoles, 16 de abril de 2008

Respuesta al señor Zápiro

Qué tiempos aquellos, señor Zápiro. Deduzco que somos de la misma generación, tal vez yo, 1969, soy un poco mayor, pues los laterales que jugaban cuando empecé a participar habitualmente del rito blaugrana eran Gerardo y Sánchez, pero Schuster sí que estaba e imperaba cual león en medio del campo. Verlo jugar fue una revelación. Quina el·legància!
Menciona usted la política y el fútbol. Hace unos días escribí algo al respecto.
No creo que tenga mucho más que decir sobre el tema, además, basta con leerse los estatutos del club que, por cierto, también están en castellano, en demostración de que la catalanización del club que Pujol pactó con el "rei dels totxos" no es impedimento para tomar en consideración a los culés y a la prensa en castellano. Bueno, pues, estos estatutos que tienen el prestigio de estar redactados por un señor de Barcelona que los perpetró con pocas ganas y sólo para salir en la foto, que ya se sabe que cuando uno se acerca al Barça tiene la posibilidad de salir en más de una foto, digo, esos estatutos supuestamente prestigiosos, pero que contienen algunos errores lamentables, dicen, correctamente, en el artículo 4º-2 que el club tendrá como finalidad complementaria "la promoción y la participación a [sic] las actividades sociales, culturales, artísticas, científicas o recreativas convenientes y necesarias para mantener la representatividad y la proyección pública de que goza el Club, fruto de una tradición permanente de fidelidad y servicio a los socios y socias, a los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña". Escudándose en que algunos acontecimientos a los que asiste el senyor al que todo el mundo denomina presidente, o alguien en representación del club, son culturales, pueden seguir contribuyendo a un proyecto político que no todos los socios comparten. Sea este proyecto el que sea, lo que cuenta es que se utiliza al club para defender y apoyar los intereses e inclinaciones políticos de los señores que constituyen la, así llamada, junta directiva y que fueron elegidos por un procedimiento que cumple algunos requisitos democráticos, si bien dista mucho de cumplir con la exigencia de igualdad propia de toda concepción normativa de la democracia. De muestra basta ver la morterada de dinero con la que hay que avalar las candidaturas elegidas y que, huelga decir, no todos, ni mucho menos, poseen. Podemos, con todo, afirmar que el procedimiento mediante el que han sido elegidos está bastante legitimado. Ahora tienen que legitimarse por los actos.
Lo que podemos observar desde la distancia es que en sus connivencias políticas defienden un proyecto que se puede calificar de nacionalista, con toda la vaguedad asociada a este ambiguo concepto. Hay, también, cierta proximidad con la revolucionaria idea de independencia, que de un día para otro se ha convertido en una meta que se puede alcanzar. No se trata aquí de juzgar sus objetivos, pues de lo que hablamos es de la relación entre el fútbol y la política. Y lo que podemos concluir es que los socios deberían exigir a los señores que forman parte de la, así llamada, junta directiva que hagan acto de contrición y se guarden su ideología para otros menesteres.
Se podría hablar también de la pestífera prensa deportiva como frenética fuerza concomitante, pero tampoco hay que amargarse la vida. Seguir al Barça a lo largo de los años no sólo permite medir el paso del tiempo con una regularidad que tal vez sea lo único sólido en esta modernidad líquida, como la llama el simpático profesor Bauman, no sólo eso, sino que también nos enseña a saber disfrutar cuando toca concentrándonos únicamente en lo que sucede dentro de las líneas de juego. Sólo eso, sin los rumores; apenas conscientes de la caja de resonancia en cuyo centro se halla el balón. Eso, y sentido del humor y lo sublime. Ah, y, por supuesto, a Moscú...

* * * * * *

De postre connivencia en serio.

4 comentarios:

Zápiro dijo...

Qué tiempos, sí, señor, qué tiempos aquellos... Gerardo, Sánchez, ¡Claderón!, Marcos, ¡¡Quini!!... ¡¡¡Archivald!!!

Bueno, antes que nada agradecerle que me haga esa referencia directa en su post. Es usted muy amable y, desde luego, no creo que mi mosaico (un poco frívolo, es cierto) de 'malaguanyats' blaugranas mereciera una respuesta tan completa y estimulante.

Creo, efectivamente, que hay poco más que añadir. Pero déjeme decirle algo: todo esto no es nuevo. De niño, cuando veía correr a Archivald y a Calderón por la tele, siempre tuve el sentimiento de que el Barça era... como... un equipo "mártir". Por lo menos hasta Wembley, la sensación era que el Barça no ganaba al Sporting o al Atlethi, sino que ganaba partidos a los poderes fácticos, a los árbitros comprados, al Di Stefano robado... ¡nunca un "robo" dio semejante línea de crédito a su víctima! Creo, en definitiva, que alguien decidió que esa fuera la rentabilidad moral de un club que debería dedicarse a poco más que dar patadas a un balón. Y que la única diferencia entre entonces y ahora es que los de ahora son tan torpes, cínicos y obscenos, que no hay quien se los crea.

En el fondo, creo que tiene usted toda la razón, que hay que olvidarse del entorno, de los rumores, y centrarse en la magia del balón... pero es que, de vez en cuando, ese es precisamente el peligro, ¿no?

saludos, i bona nit!

Zápiro dijo...

Por cierto, me encanta la frase que da título a su blog; bien podría ser todo un programa de vida. (disculpe la ignorancia, ¿es de autor conocido?)

Daniel Gamper dijo...

La frase tiene truco y eso es tal vez deshonesto por mi parte. He leído que es de Madame de Staël.
Saludos.

Anónimo dijo...

ciudadanos y ciudadanas de Cataluña

y por qué no de España

o del mundo

por qué tiene que haber este tipo de referencia

está claro que desde 1906, cuando la Solidaridad, esto iba a quedar así

la resistencia a Primo de Rivera y tal; aunque a Barcelona económicamente ya le fue bien...

pero en la 2ª república, fue el sector más fascistoide de Erc el que dominaba el Barça

luego lo que más o menos ya se sabe

con Cruyff, como entrenador, parecía que el Barça podía quitarse este tipo de etiquetas: qué ingenuo fui. Yo estuve en Wembley, como español, o si prefiere como españolito. No como otra cosa.

Cruyff me decepcionó cuando se hizo amigo de la Ferrussola por aquello del césped y dio su apoyo a Laporta. Esto último coincidió con mi marcha de Cataluña.

sin duda el Barça ya no es lo que era, y en algo para bien, si se quiere: y es que es capaz de ganar Copas de Europa.

veremos.