En una entrevista en el Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Tarcisio Bertone responde lo siguiente:
"- In questi giorni Lei si recherà nella Spagna di Zapatero...
- Sono stato invitato dalla Conferenza episcopale a tenere una lezione sui 60 anni della dichiarazione dei diritti dell’uomo; al contempo incontrerò anche il Re di Spagna, il premier ed altri esponenti politici. Cercherò di spiegare che i diritti sono una cosa seria, sono basati sulla legge naturale e non vanno scambiati con i desideri...
- Sono così difficili i rapporti tra Chiesa cattolica e il governo di Madrid?
- La volontà di dialogare è un segno positivo. I cattolici sono tradizionalmente rispettosi del potere politico legittimamente costituito. E la Chiesa è sempre disponibile ad una proficua collaborazione con le autorità, all’insegna di una sana laicità. Ovviamente non si può tacere se vediamo in qualche modo intaccare i principi della legge naturale o la libertà della Chiesa."
Se observan dos referencias a la Ley Natural. En contra de lo que podría parecer, estas referencias no pretenden una naturalización de la ley, sino una divinización de la misma. Decir que hay una ley natural es, de una parte, un gesto, digamos, democrático, en el sentido en que cualquier puede acceder a ella, basta con rebuscar en la pureza del corazón. De otra parte, sin embargo, si al final hay que sistematizar esta misma ley, habrá que establecer un centro interpretador que ofrezca una versión definitiva, y con ello se elimina el elemento "democrático" en favor de uno jerárquico.
Hay, además, una trampa en las frases del cardenal, pues contrapone la ley natural a los deseos. Dice que no se puede cambiar esta ley natural a partir de los deseos. Pero la contraposición es falsa, pues el impulso que modifica las leyes fundamentales o que, pongamos por caso, revisa o busca nuevas justificaciones de los Derechos Humanos, no es necesariamente algo voluble, irracional, pasional o contingente. Bertone se erige en defensor del "coto vedado" señalado por Garzón Valdés, es decir, aquellos principios que deben quedar fuera de la negociación política e, incluso, de la deliberación ciudadana. Los inconvenientes de aceptar lo dicho por Bertone, que, no se olvide, es secretario de Estado del Vaticano, se resumen en uno solo: la inseguridad jurídica de estar en manos de la interpretación de la supuesta "ley natural" por parte de unos señores célibes que, además, hacen política.
jueves, 5 de febrero de 2009
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2 comentarios:
No, a ver, una aclaración:
parece como si estuvieras diciendo que la tesis del coto vedado de EGV equivale a la postura de la iglesia. Yo diría que, por el contrario, la idea del "coto vedado" es tan anticlerical como cualquier postura liberal bien entendida: dentro de esa esfera indecidible se encuentra más bien el derecho a que no me impongan una determinada moral privada, incluyendo obviamente la de la iglesia católica.
Dedicado a los perros del hortelano...
www.nicolasespositochedel.com
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