Los obispos de Madrid, Alcalá de Henares y Getafe han enviado una instrucción pastoral a los colegios católicos de Madrid en la que dictan normas sobre cómo deben informar a los padres acerca de la objeción a "Educación para la ciudadanía".
No se halla en ella ningún argumento que justifique la objeción. Simplemente dicen que lo que ahí se enseña (relativismo moral (sic) e ideología de género) va en contra de "la doctrina social de la iglesia y el verdadero humanismo". Primero habría que ver si efectivamente se promueve el relativismo moral (yo diría que no) y la ideología de género (es posible, pero no está claro que sea una ideología sesgada ni no acorde con los principios constitucionales). En caso de que así fuera, se debería demostrar si ambas cosas vulneran el principio de neutralidad de las instituciones del Estado, y si no lo vulneraran los obispos deberían decir qué hay de malo en esas doctrinas. Si efectivamente los contenidos de la asignatura van en contra de algunos principios cristianos, ¿no pasan a ser esos principios (tal y como los interpretan los obispos) los que deben ser cuestionados?
Pero leer atentamente esta instrucción es perder el tiempo, pues es pura demagogia. Lo que están haciendo estos señores es política: apoyar a la oposición, enrarecer el ambiente, incitar a la objeción sin explicar por qué. Si tuvieran que justificarse tendrían un problema, de modo que prefieren decir que va en contra de sus principios y que por tanto la honorable objeción de conciencia está legitimada.
sábado, 20 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Si el Estado aspira a hacernos mejores y no sólo personas respetuosas con la ley, debe partir de un ideal de hombre, innegociable y prenormativo, postulado desde una instancia suprajurídica. Puesto que el Estado -amén de democrático- es de Derecho y nada más que de Derecho, tal facultad moralizante le está vetada. Simplemente no puede pronunciarse al respecto, ni para halagarnos ni para condenarnos.
Por cierto, la ideología de género es en sí misma relativista, contraria a la educación y a la cultura en general, a las que ve como "estrategias de dominio". ¿Qué legitimidad tiene quien así piensa para hacerse con el control político de las aulas?
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